Un día como hoy hace 20 años en Esquel, más de 11 mil personas dijeron “NO” al proyecto minero de Meridian Gold ubicado a diez kilómetros de la ciudad. Si bien ya habían denuncias por las comunidades originarias de la zona, el 23 de marzo de 2003 tomó fuerza un movimiento socioambiental que marcó un antes y un después en la defensa de los territorios a nivel mundial.
Esquel: el NO de ayer es el NO de hoy
A pesar de las promesas de una inversión de 250 millones de dólares durante 15 años y dos mil puestos de trabajo nuevos, bajo un contexto de 6 mil desocupados sobre 30 mil en una ciudad donde la crisis del 2001 también dejó sus secuelas, el no a la mina recibió el 81% de los votos con una participación en el padrón electoral del 75% en el plebiscito no vinculante. “Algo nunca antes visto en ninguna elección anterior de tipo legislativa o nacional”, dijo para ARGMEDIOS, Dante Lobos, periodista de la localidad.
La minería estaba marcando de a poco la tendencia de una época noventosa donde los dólares eran la prioridad. El extractivismo de metales se había convertido en el negocio global del momento con sede en países latinoamericanos, y Esquel fue uno de los intentos.
“Venían gerentes de la empresa a reunirse con sindicatos y empresas para capacitar e informar. Pero a la hora de responder por los impactos ambientales como la utilización de cianuro y sus desechos en el Río Chubut, el drenaje ácido o la utilización de metales pesados, no las pudieron dar”, dijo el periodista esquelense.
A la par comenzaron las asambleas vecinales con intercambio de información y debates. “Los vecinos y vecinas se sentaron a estudiar y llegamos a la conclusión que no había nada bueno para sacar de ahí”, puntualizó Dante. A la hora de votar el plebiscito no vinculante, como lo asignó el Gobernador radical de ese momento, José Luis Lizurume, la respuesta fue negativa.
Luego de aquel antecedente y por presión popular, el 8 de mayo de 2003 se promulga la ley 5.001 que prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de cianuro en el procesamiento de minerales en toda la provincia- así dice su primer artículo- aunque en el 2014 recibió una modificación- con su artículo 2- y se convirtió contradictoriamente en una ley pro minera. Algo que traería posteriores conflictos, como el Chubutazo de 2021.
En 2014, lo que iba a ser una histórica victoria popular terminó siendo otra desilusión. En la legislatura de la provincia se trataría una propuesta popular que pretendía ampliar los límites que ya establecía la Ley 5001, prohibiendo la megaminería metalífera y la minería nuclear (uranio y torio) y protegiendo las fuentes de agua (la actual solo prohibía la explotación con uso de cianuro).
No solo el proyecto de ley que entró no fue el mismo que salió del recinto, sino también se desató un escándalo con el entonces diputado Gustavo Muñiz, al que se lo fotografió mensajeándose con Gastón Berardi, gerente de la minera Yamana Gold, quien le indicaba en pleno debate legislativo cómo modificar algún artículo de la norma. Así nació el artículo 2 de zonificación minera en la Ley 5.001, que garantiza el ejercicio de la minería en otra zona de la provincia en el marco de 120 días.
Disconformes con la tramposa norma, años después se presentó un nuevo proyecto de ley que nunca fue tratado en la legislatura y perdió estado parlamentario. “Nosotros queremos una ley como la que tiene Córdoba (ley 9.526), donde se prohíbe cualquier actividad minera”, sumó para ARGMEDIOS Cristina Agüero, licenciada en Cs. ambientales, consultora ambiental de la provincia de Chubut e integrante de la asamblea “No a la mina” de Esquel.
La actual ley 5.001 “deja una ventana abierta a la posibilidad de ejercer la minería”, dice la integrante de la Asamblea vecinal. Lo llamativo es que a pesar de la legalidad a su favor con un artículo que es más bien una trampera “en 20 años nunca más se animaron a ejecutar ningún proyecto”, afirma Cristina Agüero.
De Esquel para todo Chubut
A partir del 2003 empiezan a crecer exponencialmente los proyectos mineros a la par que crecen las asambleas locales en distintas ciudades y pueblos de la provincia. Todas fueron nucleándose bajo la Unión de asambleas de comunidades de Chubut (UACH). “Se forjó así una red de informaciones encargada de estudiar y producir conocimiento”, plantea Dante Lobos. “Donde hay una asamblea hay un grupo de gente que mantiene informada a la comunidad en escuelas, sindicatos, barrios y universidades”, menciona Cristina.
Con amplia presencia en los territorios, el no a la mina se transformó en uno de los movimientos socio ambientales más grandes del mundo. “Ninguna herramienta constitucional nos funcionó. Solo funcionó estar en la calle y resistir la bala”, dijo Agüero. Desde ese entonces que la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el “No a la Mina” tiene en claro el lugar que le toca, y sale a las calles todos los 4 de cada mes a reafirmar su postura frente a la entrada de corporaciones a sus territorios.
Un año antes de que el gobernador Arcioni- quien asumió al ejecutivo con la promesa del NO A LA MEGAMINERÍA- se convocó a asamblea extraordinaria para tratarse el proyecto de zonificación minera. Sin embargo, el grupo Elsztain- dueño de casi todos los shoppings de argentina- invirtió dos millones de dólares en el proyecto minero de Esquel. “Estos proyectos se compran a bajo costo por su riesgo social y más adelante se emplean estrategias para que dichos proyectos sean aplicables”, remarcó Aguero.
Donde hay una asamblea hay un grupo de gente que mantiene informada a la comunidad en escuelas, sindicatos, barrios y universidades
“La intención de esta ley fue mudar este proyecto a otro lado de la provincia. En la parte de la meseta, donde se encuentran pueblos y comunidades más chicas y que están profundamente atravesadas por los emprendimientos mineros”, dijo la licenciada en Cs. Ambientales. Así surgió el denominado “Proyecto Navidad” en uno de los repositorios de plata más grandes del mundo. Pan American Silver tiene el 100% de las acciones.
Aunque allí el poder político está fuertemente vinculado con las corporaciones mineras, las localidades de la meseta chubutense como Gan Gan y Gastre fueron experimentos de promoción de la minería y extorsión de sus referentes territoriales. Sin embargo, el proyecto aún no prospera. En el 2021 más de 8 comunidades de la meseta presentaron un amparo judicial para que el megaemprendimiento no avance.
“El movimiento ya no es solo de Esquel, sino que durante 20 años fue desplegándose por toda la provincia”, dijo Cristina Agüero. Sin ir más lejos, las masivas movilizaciones del otro lado de la provincia en 2021; Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn y Rawson, demostraron un rotundo NO frente al proyecto de zonificación minera. Ese año en la provincia se produjo algo histórico; cortes de ruta, asambleas en toda la provincia, paros generales de las dos CTA y varios gremios de la CGT en rechazo al proyecto de instalar la megaminería en la provincia.
Desde hace 20 años que los vecinos involucrados en la causa son perseguidos, reciben amenazas de muerte, hostigamientos y hasta son víctimas de espionaje ilegal. Acciones que hasta el día de hoy existen por parte de la policía. “Algunos fueron amenazados de muerte. A otros les tiraron el auto encima, y hasta hay causas judiciales que todavía están en tribunales desde el 2015”, enfatiza Cristina Agüero. “Esas causas avanzan. Las que no avanzan son las de corrupción, como las denuncias por coimas ilegales por parte de Pan American Silver a legisladores”, afirmó.
“Mientras el oro siga en la montaña, la codicia nunca se irá”, dicen una de las frases que siempre repite una vecina de Esquel. Por eso, el pueblo chubutense; cordilleranos, del altiplano, o sobre la Costa Atlántica, aprendió a vivir entre luces de alerta.
Con el fuego siempre encendido, para evitar que la llama se apague y en la oscuridad acechen los ladrones.