El gobernador Axel Kicillof destacó este lunes, en el marco de la inauguración de las sesiones ordinarias de la legislatura bonaerense, la construcción de “la primera planta de licuefacción del país en Bahía Blanca, lo que permitirá exportar gas natural licuado a todo el mundo”, afirmó. Para la estación marítima bahiense, será el proyecto más importante en décadas.
Se trata de un proyecto histórico para Bahía Blanca e Ingeniero White, localidad portuaria de la región donde se exportan productos como cereales, oleaginosas, malta y aceites. Ahora, el protagonismo se lo llevará los combustibles y químicos con ingresos estimados de 27 mil millones de dólares anuales.
La planta que procesará Gas Natural Licuado del gasoducto Néstor Kirchner requiere una inversión de 40 mil millones de dólares, que aportarán YPF y la estatal de Malasia Petronas en igual medida. Hay dos proyectos más en la mira: una segunda planta en Bahía Blanca con inversiones de la estadounidense Excelerate junto a la Transportadora de Gas del Sur (TGS) y otra en Río Negro con inversiones de Tecpetrol, la empresa petrolera del Grupo Techint. Ambas se encuentran a la espera de la finalización del gasoducto Nestor Kirchner.
Del granero al depósito de combustible
La demanda internacional de gas natural aumentó en gran magnitud a lo largo de las últimas décadas, y durante la guerra de Rusia y Ucrania su precio se duplicó. En 20 años, el crecimiento anual del consumo de gas fue del 2,6% en promedio, y el de su comercialización internacional, del 4,1%. El recurso se proyecta mundialmente por ser una pieza clave en la transición energética mundial.
El procesamiento de Gas Natural Líquido se hace en plantas que solo 20 países de todo el mundo tienen. Argentina se prepara de acá a 10 años en tener una. De esa forma, se exportarían más de 25 millones de toneladas/año de GNL, por un equivalente a US$ 27 mil millones por año; ocho veces más de lo que deja la carne y el trigo que exportamos, tres veces más que el maíz y 4 mil millones más que el total de soja que le vendemos al mundo.
Hoy Argentina importa, en el pico de consumo invernal, alrededor de 35 barcos de GNL por año y cuando esta planta alcance su capacidad máxima, el país exportará más de 460 barcos anuales.
A pesar de ser una noticia con un amplio horizonte a futuro, Argentina se deberá preparar para convertirse de potencia agroexportadora a un actor clave para la transición energética que el mundo de hoy necesita.
Bahía Blanca se transforma
El proyecto que se construirá en Ingeniero White, la zona portuaria de Bahía Blanca, generará un antes y un después para la economía del país, y sobre todo en el perfil comercial de la región sur bonaerense que desde el siglo XIX se trata de granos y cereal.
Dicho puerto ha concentrado la mayor cantidad de mercadería para exportación por varias razones: su capacidad y el calado del dragado, más profundo que en otros puertos como el de Rosario, que se ven obligados a terminar las cargas en Bahía Blanca.
Según cifras del año pasado, entre granos, subproductos, aceites, contenedores, carga general, químicos e inflamables, el puerto movilizó unos 19 millones de toneladas. Con el egaproyecto del GNL, se estima el tráfico de 25 millones de toneladas más por año.
“El granero del mundo” era la postal portuaria de White antes del gobierno peronista. Luego, la identidad ferroviaria se forjó al calor de los mil obreros que trabajaban en el taller y la playa de maniobras del predio, más los 5 mil que había en toda la ciudad.
A mediados de los años 40´los cinco elevadores que contenían los silos exportadores de granos pasaron a ser propiedad de la Junta Nacional de Granos. Años despues, en los 90´, fueron privatizados y pasaron en manos de las transnacionales Toepfer, Bunge y Cargill, quien además post 90 sumó una cerealera para exportar directo a EE.UU donde opera también una malteria y una planta de aceite vegetal.
Ahora, en ese mismo predio conviven industrias privadas, elevadores, silos, una sede de guardaparques, un café y un Museo; el “Ferrowhite”. Con este megaproyecto, a la zona con historia ferroportuaria se le suma también una nueva industria que aportará a la transición energética del mundo.