Tras los ataques de Estados Unidos a posiciones nucleares de Irán, la guerra en Medio Oriente se agudiza y amenaza con abrir un conflicto a nivel planetario. La decisión del gobierno de Donald Trump fue explícitamente bombardear primero y buscar negociación después. La escuela de Washington.
Vale aclarar que si bien no hay ningún informe puntual que pueda confirmar que el país persa cuenta con armamento nuclear, tanto Israel como Estados Unidos argumentaron sus ataques en ese sentido.
Párrafo aparte merece señalar que los países que acusan a Irán de tener armamento nuclear (y todavía no comprobado) sí tienen bombas de ese calibre, pero el detalle se omite en los organismos internacionales y la prensa en general.
Ahora bien, si este conflicto no llega a sensibilizar, sí debería el hecho de que el presidente Javier Milei está tomando una posición abiertamente clara sobre una guerra que no nos pertenece. Como ya lo ha hecho en reiteradas oportunidades, Milei hace una desmedida defensa de Israel, pese a que el país está siendo denunciado por cometer delitos de lesa humanidad en la Franja de Gaza.
Ahora, vuelve a repetir su devoción en contra de Irán, a sabiendas de que nuestro país ha sufrido al menos dos ataques terroristas contra la comunidad judía, precisamente cuando el gobierno de turno (en ese entonces el de Carlos Menem) mantuvo una alianza con occidente y una manifiesta oposición con los países árabes en conflicto.
Ayer, el ministro de Defensa, Luis Petri, tuiteó: “Garantizar la paz en el mundo es luchar, siempre y en todo lugar, contra el terrorismo y sus armas nucleares. Mañana el mundo despertará más libre y en paz! Fuimos víctimas del terror de Irán y lo pagamos con sangre de inocentes. Gracias Presidente @JMilei! Estamos del lado correcto de la historia! Del lado de la Justicia!”.
Una publicación que Milei compartió en su cuenta de “X”, al igual que antes había hecho con el tuit de el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Si bien es cierto que hasta ahora el gobierno no publicó una declaración oficial, como suele suceder desde la Oficina del Presidente o desde Cancillería, lo cierto es que no hay posibilidad de separar el posicionamiento personal de Milei, con la postura del país frente al conflicto.
Eso lo explica, por ejemplo, que Milei haya vuelto a viajar a Israel y en este caso pasara cuatro días allí, reuniéndose con diferentes autoridades, visitando el Muro de los Lamentos y firmando declaraciones oficiales junto al país sionista.
En esta oportunidad firmó el Memorándum por la Democracia y la Libertad contra el Terrorismo y el Antisemitismo, y en otro punto especialmente sensible, anunció la mudanza de la Embajada Argentina a Jerusalén en 2026 y oficializó la implementación de un vuelo directo entre Buenos Aires y Tel Aviv.
No hace falta ser un experto en Medio Oriente o en geopolítica, para entender que las atribuciones que Milei considera que son personales, están envolviendo a la Argentina toda en un conflicto de escala mundial.
Pero no solo eso, si no que viene a dinamitar el histórico posicionamiento de “no intervención” y reconocimiento de multilateralismo que nuestro país ha expresado por décadas. Sean cual sea la ideología de los gobiernos de turno.
Milei cruzó varias líneas rojas, pero nadie parece pararlo.