Un nuevo hecho de impunidad policial se dio este martes, luego de que el Tribunal Oral Federal Nº 2 dicte la absolución de 19 policías procesados por el crimen de Franco Casco, el joven oriundo de la localidad de Florencia Varela que terminó torturado y asesinado en una comisaría de Rosario, en 2014.
El fallo, además, tuvo la particularidad de que se dio en disidencia, en donde dos jueces votaron a favor de la absolución de los policías, Ricardo Moisés Vázquez y Eugenio Martínez Ferrero, y solo uno, Otmar Paulucci, consideró que los uniformados debían recibir la pena de prisión perpetua.
Los policías absueltos son Walter Eduardo Benítez, César Daniel Acosta, Enrique Nicolás Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner, Marcelo Alberto Guerrero, Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe Hernández, Esteban Daniel Silva y Ramón José Juárez, indicados como “coautores penalmente responsables del delito de encubrimiento doblemente agravado a las penas de seis años de prisión e inhabilitación absoluta y especial por igual tiempo”.
Ahora, tanto los abogados querellantes por la familia del joven, como el fiscal del juicio, Fernando Arrigo, anticiparon que apelarán la sentencia una vez que se conozcan los fundamentos, el 25 de septiembre próximo.
“Nosotros luchamos 9 años para que se haga justicia, ahora no creo en la Justicia”, dijo el padre de la víctima, Ramón Casco. A su vez, agregó: “Imagínense cómo puedo estar después de escuchar este veredicto tan horrendo… estoy como cuando lo mataron a Franco”.
Cómo ocurrió el crimen de Franco
En los últimos días del mes de septiembre de 2014, Franco Casco se dirigió en tren desde Florencio Varela hasta Rosario, con el objetivo de visitar a unos familiares. Su fecha de regreso estaba prevista para el 6 de octubre de ese año, pero Franco nunca volvió.
Según la versión policial, un vecino llamó al celular del comisario de la seccional 7ª de Rosario, Diego Álvarez, para alertarlo sobre un joven en “actitud sospechosa”, que fue demorado en la comisaría.
Posteriormente, los familiares de Franco lo buscaron en esa seccional, en donde recibieron la respuesta de que “había ingresado con apellido materno”, por lo que no se había alertado que el joven había sido detenido allí.
Siempre según la versión policial, los uniformados procesados dijeron que tras solicitarle los datos personales, el joven fue liberado.
Sin embargo, según los datos de la autopsia y también en base a testimonios recogidos en la causa, en la noche del 6 de octubre de 2014 Franco Casco fue detenido en esa comisaría, golpeado y torturado hasta morir. Su cuerpo fue arrojado al río Paraná.
Luego de tres semanas de búsqueda, el cadáver del joven apareció flotando en el río.
En el alegato final del juicio oral, Arrigo pidió prisión perpetua para el comisario Álvarez, los agentes Walter Eduardo Benítez y Fernando Sebastián Blanco, y la agente Cecilia Rut Elisabet Contino, por desaparición forzada de persona, agravada por la muerte de la víctima e imposición de torturas seguida de muerte. Pero este martes, la justicia de Rosario falló en favor de los policías.