Maribel Tarifa es horticultora y presidenta de la cooperativa Agropecuaria Union de Productores Familiares, donde se produce y comercializa verduras de estación. En diálogo con ARG medios, ella nos alerta de la difícil situación que están atravesando: “Hoy en día es difícil producir, está todo muy caro porque los insumos están a precios dolar y las verduras se venden en pesos argentinos.”
Para entender este tema hay que analizar el proceso del uso de la tierra en los cinturones frutihortícolas de las grandes ciudades del país. Casi en su totalidad los productores de verduras y hortalizas alquilan donde producen, pero además viven en el mismo lugar. Esto genera que los trabajadores no puedan hacerle mejoras a sus viviendas debido a la incertidumbre de no saber si podrán pagar el alquiler la temporada siguiente de ese mismo campo.
Específicamente en el cordón hortícola de La Plata-Varela, se observan casillas de maderas con viviendas familiares al costado de invernaderos, cuyo cultivo fue tratado con productos fitosanitarios y que pone en riesgo de contaminación química la vida del productor de alimentos . El productor Ever García Lizarraga lo describió de una forma contundente: “Nosotros vivimos en la inseguridad por robos o con riesgo de incendios en las casillas por la precariedad de las mismas”, dice para este medio.
En la región capital de la provincia de Buenos Aires las quintas están ubicadas mayormente en las zonas de La Plata, Berisso, Ensenada, Berazategui, Florencio Varela, Brandsen, Magdalena, General Mansilla y Punta Indio. En ese sentido, Maribel describe que hoy en día “la ganancia no existe”, ya que lo que se cosecha “es para volver a plantar”, por ese motivo hay muchas familias que están dejando de producir y “se están volviendo a Bolivia, porque hay meses que no se está llegando a poder comer”.
La cadena de comercialización de las verduras
Los intermediarios son los que más ganan en la cadena de comercialización .En la quinta pagan los cajones de verdura a un precio muy bajo, pero ese mismo cajón en el mercado central es vendido a casi el doble de su valor en quinta. Mientras tanto, los verduleros compran en el mercado ese cajón, pero cuando llegan a la verdulería, venden la mercadería por kilo sumándole al precio sus costos y su ganancia. Entonces para el consumidor final, el precio de la verdura desde que sale de la quinta hasta la mesa, se ve multiplicado por tres (3) veces.
En tanto, en invierno bajan todos los precios de la verdura de hoja. Más allá de que es temporada de espinaca y acelga, los precios están bajísimos en cuanto a lo que se le paga al productor. Estamos hablando de que un kilo de semilla de espinaca está a $100.000, pero en la quinta se está pagando $1,500 la jaula de 12 paquetes. El problema central es que no hay un precio sostén (precio mínimo) que cubra los costes de producción del alimento. La presidenta de la cooperativa lo explicó de la siguiente manera: “Por ejemplo ese kilo de semillas el martes estaba a $100 mil pero el jueves aumentó a $120 mil. Lo mismo que el alquiler que se está pagando 100 mil la hectárea y el mes que viene se llegará a pagar $150 mil y si no hay plata tienes que dejar el campo.”
Hoy en día se pagan $120 mil el alquiler de promedio la hectárea en la zona del cinturón platense y en tres meses se van a pagar $150 mil. En consecuencia el trabajador hace la cosecha, obtiene el dinero de las ventas, pero solo le alcanza para invertir para la próxima siembra. Es decir, los aumentos en general se comen el ingreso. Pasa lo mismo con los plantines y los fitosanitarios que suben con el dólar. El productor Ever García hizo una aproximación de los costos básicos de un productor de verduras: un camión de fertilizantes cuesta $230.000 por ahora, la luz por mes $200.000 en invierno. El alquiler por mes $120.000 por hectárea. Los plantines: una bandeja de tomate $60.000, una bandeja de morrón 70.000$, una bandeja de brócoli 10.000$, una bandeja de lechuga 8.000$ y una bandeja de remolacha 6.000$.” Para seguir el ritmo de aumento de costos por ejemplo la electricidad salía $35 mil en diciembre pasado, en contraste, hoy se está pagando $500 mil por mes. El aumento fue brutal. Las estimaciones proyectadas indican que va a seguir aumentando la energía en consecuencia se está tornando inviable la producción de hortalizas en el cordón más grande de Argentina.
Bajan los precios por caída de consumo
La Unión Frutihortícola Argentina reveló en un comunicado que a partir de este 24 de junio, se encuentra nuevamente con bajas de precios, “como en la temporada pasada, en algunas mercaderías provenientes del norte argentino”. Así mismo, detallaron una serie de ejemplos: Un cajón de tomate que llegó a valer 80.000 pesos, hoy está en 20.000 pesos. El pimiento verde que alcanzó los 40.000 pesos, hoy se encuentra entre 25.000 y 28.000 pesos. El zapallito italiano, que llegó a valer 70.000 pesos por caja, hoy ronda los 15.000 pesos. Es importante difundir esta información para que la sociedad y los consumidores puedan tener la alternativa de comprar más barato y “elegir a quién comprar”.
Para el presidente de la Unión Frutihortícola región cuyo Omar Carrasco en declaraciones para un medio colega estas rebajas corresponden a que: “Vemos un aumento importante de personas buscando en los tachos de basura la mercadería que se descarta porque no se puede vender. Las ventas minoristas vienen registrando una baja que alcanzaría el 50% en promedio mientras que, en el caso de las frutas, la caída sería mucho mayor.”
Recordemos que en marzo el kilo de tomate y de lechuga estaba más caro que el kilo de asado a causa de las intensas lluvias que azotaron a la región. El Cinturón Hortícola Platense es la franja productiva más grande del país, donde se producen más de 72 tipos de hortalizas que alimentan a más de 14 millones de personas del conurbano bonaerense y la Capital Federal.
En ese marco, el senador bonaerense de Unión por la Patria, Pedro Borgini, presentó en las últimas horas un proyecto de ley para crear un Consejo Consultivo para el cordón frutihortícola. En el mismo propone: “la creación del “Consejo Consultivo de la Flori-fruti horticultura- Región Capital con el objetivo de mejorar la actividad a través de la consultoría y la creación de políticas públicas y normativas que beneficien el sector, manteniendo una base de datos actualizada de los productores. A su vez, el organismo pretende colaborar en un plan estratégico para el fortalecimiento de la actividad del cordón frutihortícola, que comprende las localidades de La Plata, Berisso, Ensenada, Berazategui, Florencio Varela, San Vicente, General Paz, Brandsen, Magdalena, General Mansilla y Punta Indio, que por sus condiciones climáticas desarrollan actividades de siembra, cultivo, cosecha, almacenamiento y acondicionamiento de flores, frutas y hortalizas.”
Más que un plan estratégico los productores están pidiendo que haya una regulación de mercado y un precio sostén para las verduras, hortalizas y frutas porque los intermediarios no son empresas. Los quinteros venden los cajones de hortalizas a culata de camión, los camiones tienen su marca en las jaulas y cajones. Según Ever hay aproximadamente 500 culateros (consignatarios) y la mayoría son bolivianos. Los camiones vienen de diferentes ciudades cercanas a Buenos Aires y abastecen no solo a la provincia. Los dos actores que más ganan en la cadena son, el que compra a culata de camión por ejemplo un cajón de tomate a $5000, en el mercado lo vende a $10,000. Pero no solo eso, los consignatarios se llevan de fiado la mercadería y pagan lo que quieren la semana siguiente de levantar la mercadería. El verdulero vende y gana también la mitad. Estos dos actores ganan siempre un porcentaje cercano a 50% del precio de costo en las quintas. El verdulero vende, en el barrio un tomate que volvió del mercado central de Buenos Aires a La Plata a $2500 el kilo, si el cajón trae 20 kilos el dinero obtenido se multiplica a $50.000 ese mismo cajón que en quinta salió $5000.
El dirigente rural Ever García Lizarraga a modo de conclusión lo sintetizaba de esta forma: “No hay sistema de regulación de precios, nadie se hace cargo sobre qué política se puede implementar para regular los precios mirando el costo de producción. El quintero que sale de la rueda compra un camión y se convierte en consignatario, es por eso que los productores bolivianos que no logran pegar el salto se vuelven a Bolivia.” Ever remata: “3 millones de pesos argentinos para producir hoy no es nada. No hay política de estado como hubo con los italianos. Ellos pudieron comprar la tierra que alquilaban en aquel momento, hoy falta voluntad política para resolver el problema central que es el acceso a la tierra para producir arraigo y bajar los costos y la incertidumbre.”