El 9 de marzo fueron las elecciones presidenciales en Corea del Sur, donde Yoon Suk-yeol se impuso por menos de un punto sobre Lee Jae-myung, candidato del partido gobernante. La diferencia, en concreto, fue de 0,73 %, la más ajustada en una elección surcoreana: Yoon, del Partido del Poder Popular (PPP), obtuvo el 48,56 % de los votos, mientras que Lee, del liberal Partido Democrático de Corea (DPK), obtuvo el 47,83 %.
Una semana antes de las elecciones la mayoría de las encuestas daban como resultado “un empate técnico”. En ese escenario, Yoon hizo una buena jugada electoral al sumar al tercer candidato de un partido independiente, Ahn Cheol-soo, y si bien por reglas electorales no hubo encuestas, el factor Ahn terminó siendo decisivo.
¿Quién es Yoon Suk-yeol?
Yoon tiene 60 años y poca experiencia en la política partidaria de Seúl, ya que ha sido abogado y fiscal durante toda su carrera. Su familia proviene de la ciudad de Daegu, un bastión conservador de Corea del Sur, aunque en su juventud se unió a la lucha contra la dictadura militar de Chun Doo-hwan (1980-1987), una militancia generalmente asociada con la izquierda.
La sociedad coreana se caracteriza por la poca tolerancia a los casos de corrupción y Yoon Suk-yeol ha liderado investigaciones de alto perfil de la política y el empresariado surcoreano. Investigó a ex miembros de la administración de Roh Moo-hyun (2003-2008), al presidente de Hyundai Motor, al empresario Chung Mong-koo (hoy retirado), al ex presidente conservador Lee Myung-bak (2008-2013) e incluso al Servicio Nacional de Inteligencia.
Fue un investigador central en el caso más grande en la historia de Corea del Sur: el gran escándalo de corrupción y abuso de poder que condujo a los repetidos encarcelamientos del jefe de Samsung, Lee Jae-young —quien ahora está en la cárcel—, y la destitución, remoción de poder y posterior encarcelamiento del ex presidenta Park Geun-hye, que actualmente cumple una sentencia de 33 años.
En 2019, el presidente saliente Moon Jae-in designó a Yoon Suk-yeol como su principal fiscal, nombramiento que le daría la visibilidad suficiente para lanzarse a la presidencia y ganar las elecciones al Partido Democrático (DPK) de Moon.
Acercamiento a Washington
Hasta ahora, con la política exterior del Partido Democrático se sostuvo una especie de equilibrio entre China y Estados Unidos, es decir, entre el principal socio comercial de Seúl y su principal aliado en materia de seguridad. Esta estrategia dejaría de existir con la llegada del nuevo gobierno: Yoon se acercaría a Estados Unidos y Japón.
El nuevo presidente apostaría a que otra vez se despliegue el sistema antimisiles, una política contra Corea del Norte que fue llevada adelante por Donald Trump. Además, buscaría participar en esquemas de seguridad para contener a China, como el QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral), un foro estratégico conformado por Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Gran Bretaña.
En relación a Corea del Norte, no habrá una política de diálogo como en la gestión actual. Una de las propuestas es establecer una oficina diplomática trilateral donde estén representados Corea del Norte, Corea del sur y Estados Unidos, dejando afuera a otros países como Japón, Rusia y China particularmente.
Desigualdad económica y de género
En cuanto a la política interna, Yoon propone recortar el salario mínimo y aumentar el límite máximo de las horas de trabajo, que el año pasado se redujo de 68 a 52 horas a la semana. Los alquileres fueron un tema central en las elecciones. Uno de los datos más preocupantes es que sólo en Seúl, capital surcoreana, hubo un aumento de precios del 52% en menos de cinco años. Yoon ofreció reducir los impuestos a los propietarios como una forma de estimular el desarrollo.
Otro de los problemas de la población surcoreana son los costos de la atención médica y la privatización de los servicios que ejercen presión sobre los trabajadores. En este punto, Yoon se comprometió a eliminar a los extranjeros —en particular a los inmigrantes chinos— del sistema nacional de seguro médico. Sumado a esto, el país no está generando suficientes puestos de trabajo en una población sobreeducada.
Entre las desigualdades persistentes del país también están las de género. Corea del Sur es, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), uno de los países con mayor brecha salarial entre hombres y mujeres. Las mujeres surcoreanas dedican aproximadamente 215 minutos al día a realizar trabajos domésticos en comparación a solo 49 minutos por parte de los hombres. En consecuencia, alrededor del 28% de las trabajadoras ganaban menos que el salario mínimo en 2018, frente al 12,8% de los trabajadores varones. El presidente electo Yoon dijo durante una entrevista que ve la discriminación de género como un asunto privado, no como un problema social o sistémico, y que si él llegaba a la presidencia aboliría el Ministerio de Igualdad de Género y Familia.
En la actualidad, el Ministerio de Igualdad de Género y Familia maneja un presupuesto anual de unos 1,4 billones de wones, un 0,24% de los presupuestos generales del Estado y el más reducido de todos los ministerios del Gobierno. Sus políticas en su mayoría están enfocadas a asuntos de familia y la distribución de presupuesto lo refleja claramente, pues la partida asignada a programas para promover la igualdad de género ronda apenas un 7% del total, mientras que la destinada a políticas sobre el hogar y el bienestar de menores asciende hasta un 80%, según datos publicados por la agencia KBS World.