El 8 de mayo del 2018, la jornada amaneció con un rumor que fue corriendo por las diferentes redacciones y se instaló en la calle: el por entonces presidente Mauricio Macri anunciaría algo importante. La situación económica en el país se encontraba acechada por el cierre de miles de Pymes, desempleo, tarifazos y un aumento sostenido del dólar.
Finalmente, en esa conferencia de prensa veloz e improvisada, Macri soltó la frase de plomo: “Hemos llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”. Hacía muchos años que el país no escuchaba ese nombre y apellido, asociado históricamente a las crisis.
No fue, sin embargo, cualquier acuerdo: fue el endeudamiento más grande que haya recibido el país y el más gigantesco que haya acordado el Fondo con cualquier país del mundo. 50 mil millones de dólares.
Cuatro años después, un informe exhaustivo revela los resultados económicos y sociales que se desataron en el país desde que Macri acordó unilateralmente con el FMI y posteriormente, el gobierno de Alberto Fernández renegoció y terminó por sellar ese endeudamiento.
Según una primera entrega del informe que desarrolló el Observatorio de América Latina y el Caribe (OBSAL), del Instituto Tricontinental de Investigación Social, “esos recursos deberían haber resultado suficientes para torcer el rumbo de la economía, o permitirle sortear la crisis global con otras herramientas”, pero “nada de esto sucedió”.
“Desde el momento de entrada en vigencia del acuerdo Stand By hasta el dato disponible más reciente en el segundo trimestre de 2021, el PBI argentino cayó un 5,2%”, expone el documento.
Respecto de la estabilización del tipo de cambio, el acuerdo tampoco tuvo efectos positivos. “El dólar pasó de cotizar $25 a inicios de junio de 2018 a valer $60 al finalizar el mandato de Cambiemos en diciembre de 2019, alcanzando los $104 dos años después, a fines de 2021”, se informa.
A ello debe sumarse la existencia de una brecha cambiaria, que alcanzó un 100% de diferencia con el tipo de cambio oficial y que afecta a la certidumbre general de la economía. “Esta dinámica de devaluación tiene un impacto severo sobre la suba de precios en el país. Entre junio de 2018 y diciembre de 2019, el índice general de precios subió 94%, mientras dos años después la suba total alcanzó 278%”, corrigen los economistas del Instituto Tricontinental, Emiliano López y Francisco Cantamutto.
Pero, para comprender cómo llegamos a nuestros días, hay que tener en cuenta que el acuerdo con el FMI, ayudó exponencialmente a que la inflación del país se acelerara de forma súbita.
“Esta aceleración del proceso inflacionario durante el período de vigencia del acuerdo fue particularmente cruenta en el capítulo de alimentos, que subió 303% respecto de su valor en junio de 2018”, manifiestan los economistas.
Como si fuera poco, los datos respecto al empleo y la pérdida salarial, son preocupantes. El informe del Tricontinental considera que si bien el trabajo privado registrado logró detener su caída a partir de diciembre de 2019, de conjunto, “todos los segmentos del mercado han perdido poder adquisitivo”.
“La pérdida del salario fue en promedio de 14%, mientras que el segmento más afectado fue el de empleo no registrado, justamente el sector más vulnerable, cuyos ingresos cayeron 18% a diciembre de 2019 y 25% a septiembre de 2021”, detallan.
“De conjunto, la remuneración al trabajo pasó de representar el 46% del ingreso nacional a ser el 40%, de modo que se produjo una redistribución contraria al trabajo asalariado en el período bajo análisis”, agregan.
El acuerdo violó el estatuto del propio Fondo
Además de estos indicadores pésimos para el país, se debe contextualizar que el último acuerdo alcanzado con el FMI no fue uno más. Como bien explican desde el informe del OBSAL, los casi 50 mil millones de dólares que decidió prestar el organismo significó volcar la mitad de sus recursos prestables a un solo país, excediendo un 1100% los montos asignados según la cuota aportada.
“Existen fundadas sospechas para considerar que los motivos del acuerdo no eran las dificultades económicas del país sino el apoyo al gobierno de turno por parte de Estados Unidos, que incluso en la figura de su presidente Donald Trump presionó al directorio del Fondo para lograr concretar el préstamo”, reflexionan.
Pero, más allá de cualquier especulación, a la vista está que la totalidad del inconmensurable fondo que recibió la Argentina, financió básicamente la continuidad de la corrida cambiaria, “algo que contraviene el artículo VI del Convenio Constitutivo del FMI”.
“Al cabo de los meses que transcurrieron hasta que se suspendieron los desembolsos del acuerdo en octubre de 2019, la salida de capitales del país fue equivalente a 45. 100 millones, cifra equivalente a los 44. 500 millones girados por el organismo (BCRA, 2020)”, destacan de parte de un informe del propio Banco Central.
De conjunto, durante el gobierno de Cambiemos la deuda pública pasó de los 240. 665 millones de dólares en 2015 a 323. 065 millones en 2019. De representar el 53% del PBI pasó a ser 89% en 2019. Además, se tomó deuda mayormente en moneda extranjera: en 2015 representaba el 36% del PBI, en 2019 el 70%.
Por todo esto, un sector del Frente de Todos presentó un proyecto de ley para que gran parte de esta deuda sea financiada con un impuesto hacia empresas o personas que tengan bienes no declarados en el exterior. El “impuesto a la fuga” ya cuenta con media sanción en el Senado de la nación y podría reunir cerca de 20 mil millones de dólares, casi la mitad del total de la deuda.