Yoon Suk-yeol asumió como presidente este martes durante una ceremonia en Seúl, su discurso giró en torno a la salida de la pandemia, la libertad de mercado, el crecimiento económico y la cuestión de Corea del Norte. Hacia adentro, Yoon gobernará un país dividido, ya que su victoria electoral de hace dos meses fue por apenas un 0,07% de los votos sobre Lee Jae-myung.
“Es el llamamiento de nuestra generación construir una nación que defienda la democracia liberal y garantice una economía de mercado próspera, una nación que cumpla su responsabilidad como miembro confiable de la comunidad internacional y una nación que realmente pertenezca al pueblo”, dijo Yoon en su primer discurso como presidente.
En un llamado a la comunidad internacional, expresó que es necesario buscar una paz duradera entre las naciones. Se dirigió además a Corea del Norte, manifestó que si el norte de la península realmente se embarca en un proceso para completar la desnuclearización, desde el sur “estarán preparados para trabajar con la comunidad internacional”, para presentar un plan audaz que fortalecerá enormemente la economía de Corea del Norte y mejorará la calidad de vida de su pueblo.
“La desnuclearización de Corea del Norte contribuirá en gran medida a lograr una paz y una prosperidad duraderas en la Península de Corea y más allá”, sostuvo Yoon. Y añadió que “es inútil diferenciar entre cuestiones internas y cuestiones internacionales. Cuando asumimos un mayor papel internacional, también podemos encontrar la solución adecuada para muchos de nuestros desafíos domésticos”.
A nivel interno y externo Yoon deberá equilibrar sus relaciones. En primer lugar, porque la cuestión de Corea del Norte también incide en la política interna de su país. En segundo lugar, con Estados Unidos — su aliado en materia de seguridad— y China —socio mayoritario comercial—, que a su vez es una relación complicada entre dichos países. Aunque recibe presión de ambos, a Corea del Sur no le conviene un panorama conflictivo de ningún tipo en la región.
En la ceremonia de asunción de Yoon Suk-yeol estuvo presente el vicepresidente chino Qishan Wang. El funcionario dijo que China apoya sinceramente los esfuerzos de Corea del Sur y Corea del Norte “para mejorar sus relaciones y buscar la reconciliación y la cooperación, fortalecer la comunicación para buscar la desnuclearización y una paz duradera en la península coreana”.
La seguridad en Asia Pacífico es un tema central, por eso la primera visita oficial que recibirá Yoon será la del mandatario norteamericano, Joe Biden, programada del 20 al 22 de mayo. Allí se espera que dialogue sobre el QUAD, la influencia de China y la desnuclearización de Corea del Norte. Si bien se ve que Yoon tiene una preferencia hacia Estados Unidos y Japón, el presidente chino Xi Jinping lo invitó a tener una visita oficial en una gira por el gigante asiático, un gesto que el nuevo presidente recibió con buenos ojos.
La salida de Moon Jae-in
Moon gobernó desde el 2017 hasta el lunes pasado, su gobierno se caracterizó por la multilateralidad, es decir, tener relaciones con diversos actores mundiales como puede ser ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), con México, Australia, Turquía entre otros. El expresidente equilibró la relación con Corea del Norte, mantuvo un diálogo con altibajos con su par norcoreano Kim Jong-un — incluso se enviaron cartas con motivo del fin de mandato de Moon— .
En su discurso de despedida, el expresidente se refirió a la relación con Corea del Norte, sueña con que se reanude el diálogo intercoreano y los esfuerzos continuos para institucionalizar la desnuclearización y la paz.
Por otro lado, el ex mandatario surcoreano mantuvo muy buena relación con China aunque desde la Guerra de Ucrania haya sido más compleja por la presión estadounidense en materia de seguridad. Sin embargo, antes de su salida oficial, recibió la visita del vicepresidente chino Wang Qishan, quien a su vez dijo que “no importa qué cambios puedan ocurrir en la situación internacional y regional, la relación básica de amistad y cooperación entre China y Corea del Sur no puede ni debe cambiar”, en un gran gesto de apoyo.
Al dirigirse al pueblo surcoreano en su último discurso, Moon Jae-in declaró que “cuando llenemos la división del conflicto que se profundizó durante la campaña electoral y avancemos en el camino hacia la unidad popular, la República de Corea avanzará más vigorosamente en el camino hacia el verdadero éxito”.
Frente a este panorama, el nuevo presidente tendrá dos grandes desafíos: gobernar en un país dividido a la mitad y por otro lado, equilibrar entre las dos grandes potencias, China y Estados Unidos. El gigante asiático es el mayor socio económico de Corea del Sur, mientras que los norteamericanos lo son en materia de seguridad. Equilibrar y resistir es la tarea.