La madrugada del 27 de diciembre pasado, un grupo de militantes y trabajadores de la economía popular encabezados por Juan Grabois recorrieron unos 30 kilómetros hasta ingresar al predio de Lago Escondido para izar la bandera argentina y sostener un acampe de 24 Hs.
La acción era sencilla: si bien el recorrido no era de una larga distancia y la dinámica de ingreso fue pacífica, el lugar no era cualquier sitio. Las zonas que rodean Lago Escondido (y centralmente su principal acceso) son propiedad del magnate británico Joe Lewis quien mediante su personal regula el ingreso al lago.
Acá es donde aparece el conflicto. De un lado Lewis sostiene que esa es su propiedad, comprada en los años 90 con fines de “preservación natural” y que es él quien debe regular el principal acceso al lago. Del otro lado hay un grupo de pobladores acompañados por Juan Grabois, quienes sostienen que la Constitución Nacional garantiza la accesibilidad a los espejos de agua (reglamentado por el Congreso en noviembre del 2015), que el “camino alternativo” es intransitable para la mayoría de las personas y que un fallo judicial de septiembre del 2022 ordenó al empresario británico a abrir un acceso seguro al lago.
La iniciativa de este grupo de militantes llegó a la agenda pública enmarcada en el revuelo generado por la filtración de varios chat que demostraron la inteligencia común entre empresarios del Grupo Clarín, funcionarios del PRO y miembros del poder judicial ¿Cuál era el epicentro de sus reuniones? La estancia de Lago Escondido perteneciente a Lewis.
¿Conocés a Joe Lewis?
Pero, ¿Por qué dentro de la gran cantidad de irregularidades con la tierra, este grupo de militantes apuntó a las pertenecientes a Joe Lewis? Para eso debemos analizar un poco el historial del empresario. Lewis es un magnate ingles nacido en 1937 en el este de Londres. Su fortuna total estimada ronda los US$ 5,3 mil millones, siendo una de las 300 personas más ricas del mundo, y el séptimo más acaudalado de Inglaterra.
Luego de vender su empresa familiar, la fortuna de Lewis aumentó exponencialmente a partir de 1970, en pleno surgimiento del modelo neoliberal. ¿Su actividad? el comercio de divisas y la actividad financiera. Durante los años´90, en asociación con el magnate estadounidense George Soros, Lewis fue uno de los principales instigadores del “miércoles Negro”. El retiro de la libra esterlina del Mecanismo Europeo de Cambio, resultó en un negocio millonario para ambos financistas. Fruto del éxito de sus operaciones, el magnate británico compró una propiedad en Lyford Cay, un complejo de mansiones ubicado en las costas de Bahamas donde promueve a su vez actividades tan diversas como comunidades golfistas, clubes nocturnos e institutos de biotecnología.
En junio del 2011, mediante un informe televisivo, el magnate comenzó a ser conocido en la Argentina como el dueño de una propiedad que limita el acceso a Lago Escondido. En 2016 el senador argentino Fernando “Pino” Solanas pidió que se investigue al expresidente argentino Mauricio Macri por el presunto delito de recibir dádivas por parte del multimillonario británico.
La fortuna de Lewis ronda los US$ 5,3 mil millones, siendo una de las 300 personas más ricas del mundo
En idéntico sentido se expresó el legislador Martín Doñate que pidió a la Oficina Anticorrupción que de curso a la averiguación. En septiembre de 2022 la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Bariloche dejó firme un fallo del 2013 que obligaba al magnate inglés a garantizar el acceso público al lago.
En 2015, diversos medios del sur del país aseguraron que Joe Lewis financió la construcción de una pista de aterrizaje privada en la estancia de su testaferro Nicolás Van Ditmar. La pista se destaca por la falta de radares que puedan detectar el tráfico aéreo entre el continente y las Islas Malvinas. El magnate cuenta con una estancia en El Condor, San Cruz. La misma se encuentra ubicada en las costas del Estrecho de Magallanes, límite con Chile y en línea directa al acceso marítimo a las Islas Malvinas.
Para comprender mejor el impacto de la acción contra Lewis para los mismo pobladores de la zona, dialogamos con Paola Herrera, trabajadora de la rama rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y miembro de la Comunidad Nahuelpán en El Bolsón. A su vez, Herrera es coordinadora de un grupo de productores en un sistema de agricultura familiar con el desarrollo de técnicas agroecológicas.
Una empresa y un pueblo
Paola Herrera fue parte de la iniciativa en Lago Escondido. No teme a la exposición porque no tiene nada que esconder. Ella comprende que su acción no solo está enmarcada en el debido cumplimiento de la ley, sino que también significa ordenar a otro (más poderoso) el cumplimiento los fallos de la Justicia, esa que sobre algunos actúa con rapidez y vehemencia, pero con otro es mucho más lenta y perezosa.
Haciendo un balance general de la iniciativa, Herrera expresó: “La entrada al Lago Escondido fue una experiencia muy buena, muy positiva. Tuvimos el acompañamiento de muchas personas a nivel nacional que nos permitieron entrar a un lugar que es territorio argentino, pero bajo el control y la manipulación de un extranjero. La verdad me llena de orgullo haber sido parte de esta acción porque de a poco se va dejando en evidencia la problemática que nos significa la venta indiscriminada de la tierra en la Patagonia en complicidad con el Estado nacional y provincial”.
el grupo de militantes sufrió el constante hostigamiento de una patota asociada al empresario
Herrara también recordó que en 2015, el magnate británico llevó adelante la construcción de un proyecto hidroeléctrico con el total aval del gobierno rionegrino y ninguna clase de control por parte de las autoridades: “Por ejemplo, en el pasaje El Manso ellos controlan el agua que llega a la gente en ese sector, hicieron una red de agua y ahora controlan el suministro cuando históricamente la gente se abastecía libremente del río. También hay una planta de energía eléctrica que solo ha producido contaminación y una fuerte deforestación del área, con tala por donde se vea. No hablo por hablar, sino que he visto muchas denuncias y multas por el corte de madera masivo que ha llevado adelante la empresa con un impacto ambientas nocivo. Entonces dicen ser proteccionistas del área y su naturaleza, y eso no es así”.
Durante la noche que desarrollaron el acampe, el grupo de militantes sufrió el constante hostigamiento de una patota asociada al empresario. Sin embargo, quienes encabezaron la acción en Lago Escondido diferenciaron entre la patota y el resto del personal: “El personal que trabaja para Lewis muchas veces cumple tareas de control de la población, tareas que realizan para una persona que si quiere en cualquier momento los deja en la calle. Ese personal se desvive por proteger algo que no es de ellos, que lamentablemente ya no les pertenece. Son personas que viven en El Bolsón y lamentablemente los manipulan”.
Sobre las repercusiones en los poblados más cercanos, Herrera expresó: “Las repercusiones en El Bolsón fueron variadas. Acá la empresa de Lewis tiene una radio desde la cual se ninguneó mucho la acción y se dijeron cosas que no eran. También tenés pobladores que apoyan la causa, que conocen la historia de la empresa de Lewis, que entienden el reclamo como justo y que los beneficios serían para todo el pueblo. Con la gente en la calle el gobierno provincial va a escuchar y actuar como corresponde.”
Herrera y sus compañeros no descartan continuar con la acción. Entienden que este es el momento: “Ojala podamos tener una pronta respuesta positiva a esto y que se puedan cumplir las leyes como corresponden que para eso están aunque casi siempre el poder judicial este de su lado. Si llegamos a este punto hay que seguir trabajando, sin miedo y evidenciando las cosas que están pasando. Si ellos están tan alterados es porque realmente tocamos sus intereses”.