La semana pasada se celebraron dos cumbres importantes a nivel mundial: la primera fue la del Grupo de los Siete (G7) en Hiroshima y la segunda, fue la reunión entre China y algunos países de Asia Central. Si bien ambos encuentros tuvieron objetivos diversos, lo cierto es que tomaron en muy en cuenta el conflicto entre Rusia y Ucrania que escaló desde el 24 de febrero de 2022.
A partir de este hecho, el mundo se mueve entre las potencias que sancionan a Rusia y apoyan a Ucrania —económica y militarmente— y por otro lado, China y otros aliados quienes proponen reconstruir el mundo y hacer una apuesta diferente en lo que se conoce como el “mundo multipolar”.
No se trata de una nueva guerra fría, sino de evitar que los mismos de siempre tomen decisiones por todos los demás países del mundo, porque quienes pierden siempre son las naciones más pobres.
Cumbre China- Asia Central, o las ex Repúblicas de la URSS
En la ciudad china de Xi’an se reunieron con el presidente Xi Jinping los mandatarios de Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán y Turkmenistán, quienes debatieron la posibilidad de crear una “ruta intermedia” para el comercio de la región eludiendo a Rusia en lo que se conoce como la Ruta de la Seda —un proyecto creado por Xi en 2013—. Esta es una primera jugada de China en la que se distancia un poco de su aliado estratégico, debido a que la Guerra en Ucrania tampoco es conveniente para Beijing.
Teniendo en cuenta que el Yuan está creciendo a nivel mundial, junto con el comercio y los socios de China, este movimiento en Asia Central no sorprende demasiado. En 2022 el comercio con los países de la región alcanzó los 70.000 millones de dólares y en el primer trimestre de este año aumentó un 22%. Beijing busca energía, materias primas y conectividad. Los países de Asia Central son un socio poderoso para varios países del mundo y ya no se trata sólo de ser aliados de Rusia.
Si bien este movimiento chino resulta un poco llamativo, Beijing se preocupó por diferenciarse de Occidente. La reunión de China y los países de Asia Central se dio al mismo tiempo que el G7 con propuestas muy distintas.
El G7 y lo mismo de siempre
Atravesada por la Guerra en Ucrania, el G7 llegó a su fin el domingo pasado. Los líderes firmaron un último documento que condenaba las amenazas nucleares de Rusia y la falta de transparencia por parte de China. Los presidentes de Japón, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Canadá, sin embargo, no hicieron ninguna mención respecto a su arsenal nuclear, que fue uno de los pedidos exclusivos por parte de las víctimas de la bomba atómica en Hiroshima.
Otro de los hechos para destacar del G7 fue la visita del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien además comparó “destrucción total” de la ciudad ucraniana de Bakhmut —una ciudad ucraniana que hoy está en manos rusas— con la devastación en 1945 de Hiroshima, luego de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos. Y agregó además: “Las fotos de Hiroshima me recuerdan a Bakhmut. No hay absolutamente nada vivo. Todos los edificios están destruidos”.
Además de apuntar contra China y Rusia, las medidas del G7 fueron de apoyo a Ucrania para seguir sosteniendo la guerra. Por un lado, sancionando a los rusos, por el otro, asumiendo el compromiso de entrenar a pilotos ucranianos en el manejo de los cazas F-16 de fabricación estadounidense y el apoyo a Zelenski por “el tiempo que sea necesario”.
Si bien estas dos cumbres buscan cosas distintas, es cierto que a estos grupos de países el conflicto entre Rusia y Ucrania les resulta incómodo. Pero así como con otros acontecimientos, China se propone como mediador, mientras que el G7 sigue apoyando a Ucrania. Todo indica que China seguirá en ascenso y que los líderes del G7 necesitarán cambiar de estrategia pronto.