Las universidades nacionales del país viven horas de plena incertidumbre y la preocupación aumenta día a día. Con un presupuesto prorrogado correspondiente al 2023 y con un congelamiento de los fondos para hacer frente a la inflación, muchas de las universidades públicas ya advirtieron que -de continuar así- su funcionamiento podría ponerse en peligro a mitad de año.
Sin embargo, ayer el vocero presidencial, Manuel Adorni, dejó una pista de qué es lo que al gobierno nacional le interesa de las universidades. Un posicionamiento que recayó en limitar la militancia estudiantil y en lograr reducir un déficit de egresados.
“No hay nadie que hoy vaya a secundario y tenga alguna duda si el año que viene tiene que ingresar a una universidad pública, nadie tiene dudas de que va a poder hacer en lo que desee”, fueron las primeras palabras de Adorni, al ser consultado por la emergencia universitaria.
Pero después de una buena introducción, el vocero dejó en claro el pensamiento del gobierno de Milei: “Nosotros no estamos en contra del presupuesto educativo, de que las universidades funcionen de una manera óptima y eficiente para que en el futuro podamos tener excelentes profesionales. De lo que estamos en contra es de todo lo que efectivamente se transfiere a las universidades que nadie sabe bien qué pasa, y que no se traduce en por ejemplo cantidad de egresados versus la cantidad de inscriptos, cuando uno hace la comparación entre universidades”, dijo.
🗣️ El vocero Adorni declaró que con los fondos a las universidades "nadie sabe bien qué pasa, y no se traduce en por ejemplo cantidad de egresados versus la cantidad de inscriptos". https://t.co/dFPXUzoQcR pic.twitter.com/07jv0a0YKl
— Tiempo Argentino (@tiempoarg) March 6, 2024
Quizás, sin darse cuenta, Adorni estaba dejando entrever que el gobierno nacional puede solucionar el problema presupuestario de las universidades, pero lo que busca la administración libertaria es algo más ambicioso: modificar la lógica de las universidades públicas, poner más filtros y lograr reducir el “gasto”.
Mientras tanto, la situación de algunas casas de estudio es crítica. La Universidad Nacional de Quilmes (UnQui), por ejemplo, ya oficializó “topes” de inscripción para algunas materias. “Por el congelamiento presupuestario que sufren las universidades públicas, habrá nuevos topes para la inscripción a materias”, anunciaron en sus redes el 9 de febrero. Además, la UnQui tenía cursos gratuitos para los estudiantes: ahora serán arancelados.
Por su parte, la Universidad Nacional de Hurlingham, tuvo que retrasar la preinscripción de materias “para poder reacomodar la oferta de comisión” debido a “la restricción presupuestaria”.
La situación es muy similar en otras universidades del país.