El jueves 10 de febrero, el Parlamento libio de la ciudad oriental de Tobruk eligió a Fathi Bashagha como nuevo primer ministro del país, en medio de crecientes especulaciones sobre el descarrilamiento del proceso de paz liderado por la ONU. El actual primer ministro interino, Abdul Hamid Dbeibah, se ha negado a ceder el poder al nuevo primer ministro.
Bashagha era el ministro del Interior del desaparecido Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA). Su elección fue unánime después de que el presidente del parlamento, Aguila Saleh, afirmara a primera hora del día que Khaled al-Baibas, el segundo candidato en la carrera, retiró su candidatura.
El parlamento también aprobó algunas enmiendas constitucionales, entre ellas la formación de una nueva comisión electoral y un comité de 24 miembros para redactar una nueva constitución. El parlamento dijo que el comité representa a las tres regiones de Libia: Tripolitania o zonas cercanas a la capital, Trípoli, Fezzan o el sur del país, y Cirenaica o las zonas orientales.
En una entrevista concedida el jueves, Dbeibah afirmó que no dimitirá y que sólo entregará el poder a un gobierno elegido. Afirmó que la decisión del Parlamento de elegir un nuevo gobierno supone una “violación explícita de las competencias del Consejo Presidencial”, informó Alwasat. Propuso una nueva ley electoral y la celebración de elecciones parlamentarias antes de junio como forma de resolver los desacuerdos políticos en el país.
Ese mismo día, Dbeibah sufrió un atentado en Trípoli cuando su coche fue tiroteado por unos asaltantes que se dieron a la fuga.
El nombramiento del nuevo primer ministro fue acogido con satisfacción por el Ejército Nacional Libio (LNA), que controla la mayor parte del territorio libio. Sin embargo, en reacción a las informaciones sobre la elección de un nuevo primer ministro, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo en una conferencia de prensa que la ONU sigue reconociendo al gobierno de Dbeibah.
Dbeibah fue elegido como primer ministro interino por el Foro de Diálogo Político Libio (LPDF), junto con un consejo presidencial de tres miembros, en febrero del año pasado. Su continuidad en el cargo quedó en entredicho después de que su administración no celebrara las elecciones nacionales según el mandato del 24 de diciembre. La oposición también se hizo oír tras el anuncio de su candidatura a las elecciones presidenciales previstas, a pesar de que en el momento de su nombramiento rechazó la posibilidad de volver a presentarse.
El nombramiento del gobierno interino el año pasado se consideró un paso para poner fin a la guerra de una década en Libia. La guerra, que comenzó tras una invasión del país liderada por la OTAN en 2011, provocó la muerte del ex presidente Muamar Gadafi y llevó al caos a uno de los países más prósperos de África. Miles de personas han muerto en la guerra y las infraestructuras económicas y civiles están destruidas en gran parte del país. Libia se dividió en entidades separadas, ya que los señores de la guerra controlaban distintas partes con el apoyo de diferentes potencias internacionales.
Este artículo fue originalmente publicado en Peoples Dispatch