A cuatro días del próximo 17 de octubre, todo indica que el peronismo marchará dividido. Por lo pronto, hay tres actos confirmados para conmemorar el día de la Lealtad peronista: el que convocó la conducción del a CGT en el estadio Obras Sanitarias –donde además se lanzará un espacio político con línea sindical-, otro que concentrará en Plaza de Mayo y tendrá la presencia del kirchnerismo, el PJ bonaerense y el moyanismo. Y finalmente, una tercera y menor convocatoria de la mano de las 62 Organizaciones peronistas, quienes realizarán un acto en La Plata.
En tanto, los movimientos sociales también se verán repartidos: algunos realizarán un acto propio en La Matanza y otros podrían acompañar en Plaza de Mayo.
Un escenario que pinta de cuerpo entero la situación en el Frente de Todos y que también añade alguna reflexión sobre cómo llegará el oficialismo hacia el 2023.
Si bien la asunción de Sergio Massa al frente del ministerio de Economía calmó en algún punto las tensiones semanales que protagonizaban el presidente Alberto Fernández y la vice, Cristina Fernández de Kirchner, lo cierto es que este pasado fin de semana el clima en Casa Rosada volvió a caldearse con la renuncia de tres funcionarios. Victoria Tolosa Paz reemplazó a Juanchi Zabaleta al frente del ministerio de Desarrollo Social; Kelly Olmos a Claudio Moroni en Trabajo y finalmente, la puntana Ayelén Mazzina a Elizabeth Gómez Alcorta, en el ministerio de Mujeres y Diversidades.
Tres nombres propios del presidente y que –según se conoció- no fueron consultados con ninguna otra fuerza política que integra el Frente de Todos. Más allá de la interna puertas adentro del gobierno, sectores del sindicalismo como el que conduce el líder de Camioneros, Pablo Moyano, recordó que la flamante ministra de Trabajo, Kelly Olmos, proviene de filas menemistas. Lo que demuestra que tampoco cayó muy bien al interior de un sector fuerte del sindicalismo.
A continuación, el propio Moyano amenazó con redoblar el conflicto en las calles si la paritaria de su sector cerraba por debajo de la inflación. Lo cual, a esta altura, deberá ser por encima de los 60 puntos y si se negocia de forma interanual, la lucha de los gremios buscará negociar por un aumento escalonado que llegue al 100%.
Por eso, un acto unificado del movimiento obrero hacia el 17 de octubre hubiese descomprimido las diferencias por un tiempo y habría recordado la potencia del peronismo en las calles. Pero todo indica que eso no sucederá. Ni siquiera con la “excusa” de repudiar un intento de magnicidio en contra de una de las figuras más representativas, como lo es CFK.
Este escenario se desarrolla, también, cuando el expresidente Mauricio Macri da más señales de volver a competir por el poder en el 2023 y lanza su nuevo libro “¿Para qué?”. Si bien se publicará este martes 18 de octubre, ya tuvo un adelanto en los principales medios de comunicación y dejó en claro su objetivo: “Habrá que tomar decisiones drásticas. Aquel ‘buenismo’ que algunos señalaron durante nuestra gestión, no va más. El populismo light no es una opción”, es uno de los pasajes más reveladores del libro del exmandatario.
Así, la crisis interna del gobierno y su incapacidad para lograr consensos, anima a la oposición, que también vive una cruda interna por estas horas. Sin embargo, las diferencias al interior del frente opositor no son necesariamente una buena noticia para el gobierno de turno, ya que la disputa se está dando para ver quién se corre más a la derecha.
Es decir, hay un intento por radicalizar posturas y allí, hay quienes ganan más y ganan menos. La batalla entre los “halcones” y “palomas” en JxC es muy clara, y por lo menos en las últimas semanas, los primeros se vieron más decididos.
El ejemplo claro es Patricia Bullrich, agitando discursos de odio contra las comunidades originarias del sur (hecho que tuvo el acompañamiento cruel de un operativo represivo por parte del Ejecutivo) y el nuevo libro de Mauricio Macri, en donde ya sin metáforas, habla de achicar el Estado, privatizar y hacer reformas laborales.
En ese difícil panorama, el próximo 17 de octubre, el peronismo saldrá a las calles muy desmembrado. Por ahora los intentos para unificar la movilización, son tibios.