Finalmente llegó el año de las elecciones ejecutivas. El 10 de diciembre de 2023 una nueva gestión asumirá o renovará su estadía en la casa rosada y el escenario en estos momentos está abierto para cualquiera. En este sentido, la situación económica seguirá siendo clave para determinar lo que pueda suceder en octubre.
FDT: Sin economía no hay orden interno. Sin orden interno no hay economía
El Frente de Todos no llega al año electoral en una situación óptima. Desordenado en lo político, con su principal referenta proscripta para postularse a cargos públicos y con el presidente Alberto Fernández cada vez más solo dentro de la propia estructura de coalición, el objetivo de la reelección se vislumbra complejo. Si a eso se le suma la situación económica, marcada por los condicionamientos del Fondo Monetario y una inflación en niveles históricos, las dificultades se multiplican.
A favor del oficialismo (si se quiere buscar alguna fortaleza) se podrían mencionar la leve baja que registró la inflación los últimos tres meses a raíz de los acuerdos de precios y la confianza (al menos parcial) que generó Sergio Massa al mando del ministerio de Economía en sectores concentrados. Si bien no es algo que alcance para recuperar los ingresos que los sectores asalariados perdieron desde que asumió Mauricio Macri en 2015 (cuando Argentina tenía los sueldos en dólares más altos de la región), es una razón para ser optimista si se quiere.
Y justamente la medida del éxito o el fracaso de la estabilización económica puede ser el trampolín para que el propio comandante de esa cruzada, Sergio Massa, se catapulte a la candidatura presidencial. Si bien el líder del Frente Renovador ha descartado públicamente una búsqueda personal electoral para este año, habrá que prestar atención a sus movimientos si los números, las encuestas y el consenso interno acompañan.
Con Cristina Fernández Kirchner fuera de la contienda, en el mundo kirchnerista el reagrupamiento es constante y urgente. Eduardo “Wado” De Pedro, actual ministro del interior y hombre de confianza de la vicepresidenta se presenta como uno de los cuadros que podrían ocupar un lugar importante en la contienda electoral, ya sea como candidato o como armador cuanto menos. Allí, un lugar importante ocuparán los gobernadores en el beneplácito para el candidato.
JXC: sin liderazgo claro y una agenda conservadora
Del otro lado, Juntos por el Cambio se presenta como la coalición con chances de arrebatarle el gobierno al FDT. Tras la derrota de Macri en 2019, el frente integrado por el PRO, la UCR, la Coalición Cívica y sectores del peronismo federal vive un reordenamiento en torno a una pregunta clave: quién lidera a JXC.
Si bien Mauricio Macri no ha descartado una candidatura (lo cual puede ser estrategia en sí misma), lo cierto es que no son pocos los referentes que aspiran al sillón de Rivadavia. En el partido amarillo hay principalmente dos contendientes. El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se prepara para ser candidato a presidente desde que renovó su mandato en 2019, con la gestión de la ciudad sobre los hombros como principal capital político.
Sin embargo, Patricia Bullrich aspira a lo mismo: quiere ser ella la próxima presidenta y para eso se propuso capitalizar las olas de ultraderecha que son tendencia en el mundo desde hace por lo menos diez años y que tuvo su punto de apogeo con la presidencia de Donald Trump en EE UU y Jair Bolsonaro en Brasil.
Pese al fracaso de ambas gestiones mencionadas, lo cierto es que estos movimientos de ultraderecha llegaron para quedarse, y Bullrich buscará ser su máxima referenta en el país. En tanto, Mauricio Macri hizo una lectura similar a la de su ex ministra de Seguridad y parece haberle dado su apoyo.
Liberales y trotskismo: la disputa por la tercera vía
Por fuera de las dos coaliciones principales se encuentran los autodenominados “libertarios”. Profesando ideas ortodoxas del liberalismo y el neoliberalismo en lo económico, profundamente conservadores en lo ideológico y violentos en su forma de hacer política, estos sectores se ven representados en Javier Milei y José Luis Espert. A nivel nacional todo indica que el candidato podría ser Milei, que confía en llegar a un ballotage. Curiosamente pese a que en 2019 fue José Luis Espert quien encabezó el espacio que incluso superó las PASO, esta vez el economista anunció que será parte de la contienda electoral en la provincia de Buenos Aires, dejándole el camino allanado a Milei para una candidatura presidencial.
Ambos referentes han recibido apoyos económicos de fundaciones internacionales con vínculos con “think thanks” de ultraderecha y sectores económicos ultraconcentrados de la economía mundial. Tal es el caso de la Fundación Atlas, que ha financiado numerosas giras y charlas de Milei y Espert a lo largo y ancho del país.
Cabe mencionar que grupos extremistas ligados a esta ideología fueron los que conformaron Revolución Federal, la agrupación que según investigaciones periodísticas habrían participado en la organización del intento de magnicidio contra Cristina Kirchner, en septiembre del 2022.
En las antípodas ideológicas de los libertarianos se encuentra el Frente de Izquierda y los Trabajadores, espacio político que los últimos años ha obtenido una impronta ligada a las luchas sociales de los trabajadores, los movimientos de mujeres y ambientalistas. Lo más probables es que disputarán el lugar de la tercera vía con los libertarios, con agendas y propuestas absolutamente contrapuestas con estos últimos.
Consignas como la jornada laboral de 6 horas, la nacionalización de la banca, el no pago de la deuda externa, la suba del salario para trabajadores y jubilados fueron motorizados por el FIT los últimos años. Algunas de estas consignas fueron tomadas en el Congreso por sectores del peronismo.
Como toda votación, no sólo será crucial para ver qué rumbo seguirá el país: actores políticos de todo el mundo mirarán con atención lo que pueda suceder en Argentina en estos comicios. Es que un triunfo de un gobierno progresista o popular podría darle impulso a lo que sucedió en la región, luego de la asunción de Lula en Brasil, Gustavo Petro en Colombia y Gabriel Boric en Chile. A simple vista casi toda latinoamérica se encuentra aparentemente alineada en un horizonte común.
Si se continúa o se frena esa tendencia es una de las incógnitas que definirá esta elección.