El día de ayer quedó guardado en la memoria colectiva de todos los Argentinos. Cinco millones de personas repartidas por la ciudad de Buenos Aires, desbordando autopistas, puentes, enfilándose en caravana para desembocar en el Obelisco, donde una multitud esperaba encontrarse con los campeones del mundo que habían aterrizado en Ezeiza durante la madrugada.
En efecto, un 10% de la población argentina recorrió las calles de la Capital Federal. Lo hicieron en micros de larga distancia, con carpas armadas a los pies del obelisco o tan solo con lo que tenían puesto, para evitar sufrir las altas temperaturas.
En un colectivo descapotable, los jugadores y parte del plantel técnico hicieron a penas unos kilómetros por la Avenida Riccheri hasta cruzar la Dellepiane. Luego de ahí el operativo de seguridad y logístico se complicó. Comenzaron los rumores, las idas y vueltas: si iban para casa Rosada, al Obelisco, a la 9 de Julio o a la 25 de Mayo.
La falta de información oficial confundió a medio mundo y la gente caminaba sin rumbo por la Capital Federal. Aunque la inoperancia de la gestión política no pudo tapar tanta alegría colectiva, surgieron incógnitas y revisiones con respecto a la mala organización de la desbordada celebración. Además, expuso internas en AFA, en las Fuerzas de Seguridad, y por sobre todas las cosas demostró una vez más que ningún funcionario estuvo a la altura de las circunstancias.
Crónica de un teléfono descompuesto
Las presiones para recibir a los jugadores en la Casa Rosada se sintieron. La primera modificación que movió las fichas del tablero fue esa. Los jugadores no pararían en el Obelisco, sino en Casa Rosada. Según fuentes no oficiales, en casa de Gobierno ya estaba todo listo: “El catering con la comida, bebida y el presidente esperando para recibir a los jugadores”, para que desde el balcón levanten la copa como en el 86. Lo rumores que corrían indicaban que la decisión de “no mezclar la política” fue del presidente de la AFA Claudio “Chiqui” Tapia.
Sin embargo, al cruzar la General Paz, helicópteros de la Policía Federal Argentina y la Prefectura subieron a los jugadores, y mientras sobrevolaban la 9 de julio, los planes cambiaron: ya no se dirigían a Casa de Gobierno sino al predio de la AFA donde terminarían su recorrido sin saludo previo. Lo confirmó la Policía Federal con su primer comunicado oficial diciendo que el helicóptero que cargaba a Lionel Scaloni, Lionel Messi y Rodrigo de Paul junto con la copa del mundo, volvía para Ezeiza
“No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar”, escribió en su cuenta personal el presidente de la AFA.
Minutos después Tapia volvió a twittear pero esta vez siendo más concreto: “Agradecemos a la provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino”. La Policía de la Ciudad y la Federal, quienes habían sido parte del operativo, no recibieron saludos por parte de Tapia.
Hasta ese entonces, la policía bonaerense había acompañado en todo momento al colectivo durante los pocos kilómetros que hicieron los campeones del mundo, desde que partieron de Ezeiza con el Ministro de Seguridad de la Nación, Sergio Berni como escolta delante del micro.
La responsabilidad de la policía de la provincia de Buenos Aires terminó al momento de cruzar la General Paz a la altura de Dellepiane, donde retomaron la custodia los efectivos de la ciudad de Buenos Aires. En ese momento comenzaron las confusiones y remató la Federal cargando al plantel para un corto sobrevuelo que no alcanzaron las expectativas de la gente.
Las internas entre el organismo de Seguridad se deschavaron, y la Federal se encargó de reiterar una y otra vez su presencia y al mismo tiempo la ausencia de otras fuerzas, para diferenciarse de la Policía de la Ciudad.
La vocera presidencial Gabriela Cerruti también emitió un mensaje en off al canal C5n, donde decía que desde el gobierno nacional fueron “cubriendo con distintos operativos cada decisión que tomaban en la AFA. Y ahora se tomó la decisión más sensata para prevenir y terminar la fiesta en paz” (no dirigirse a Casa Rosada).
Las declaraciones públicas de la vocera, corrieron la lupa en el control de Seguridad, y enfocaron en la AFA. Paso siguiente: escarbar a lo interno de la entidad futbolística más grande del país, y el esquema político que gira alrededor de su presidente.
Internas en AFA y el Chiqui Tapia
El foco en las internas de las Fuerzas de Seguridad se corrieron por unos minutos, y llegó el turno de los empresarios del fútbol argentino. Los trapitos al sol aparecieron y la nula visita a Casa Rosada por la fallida vuelta en el obelisco se relacionaba con la figura del presidente de la AFA; sus aliados y enemigos.
La historia que arrastra el Chiqui Tapia, es larga y compleja. El ex jugador, comentarista y presidente de la AFA desde la época de pandemia, viene sufriendo presiones desde el 2018 en el Mundial en Rusia, cuando estuvo a punto de dejar el cargo.
Lo que evitó su destitución fue su vínculo con figuras políticas cercanas al arco del Frente de Todos que lo respaldaron en sus momentos más críticos. Desde allí fue construyendo un nuevo marco de alianzas: Santiago Carreras, hombre de YPF fue de quien se apoyó principalmente y luego también con Máximo Kirchner. Sergio Massa tambien es parte de su abanico de aliados más los gobernadores de San Juan y Santiago del Estero -Sergio Uñac y Gerardo Zamora.
Su vínculo con el 10 fue clave en su sostenimiento frente a la presidencia de la AFA. La jugada de apostar por un técnico nuevo y las consecuencias de un asenso que llevó al equipo argentino de fútbol a ganar la copa del mundo, fueron parte de la consolidación y quizás un trampolín para las elecciones de marzo de 2024.
Por otro lado, los rivales de Tapia están más vinculados con el ala macrista del fútbol, representada por la fórmula Macri-Angelici, que estuvieron al frente de Boca varios años. En su momento el rosarino supo ser aliado circunstancial, pero hoy se encuentra cercano a la figura de Román, quien reafirma que el macrismo debe estar lejos de Boca.
Pero no solo sus enemigos están del otro lado de la vereda: también a su lado. Su vinculación con el arco más progre del peronismo, le trajo consecuencias con el sector más duro del oficialismo. Si bien no hay un hecho público puntual que demuestre un flagelo entro el vínculo de Alberto Fernández y Chiqui Tapia, hay episodios que demuestran un posible alejamiento. Lo suficiente como para que el presidente de la AFA rechace la invitación a la Casa Rosada y trate de construir su propio 20 de diciembre.
Los momentos que pudieron haber marcado un retroceso en la relación de Fernández y Tapia son el de mayo del 2021, cuando el presidente le había soltado la mano a Tapia a la hora de decidir que Argentina sea sede de la Copa América, por razones pandémicas. Luego el título fue conseguido en Brasil. Jugada que al presidente de la AFA no le salió mal al conseguirlo con la Scaloneta.
Aunque no haya hechos puntuales que evidencien que Fernández no apoyaba la candidatura de Tapia frente a la AFA, es de público conocimiento su voto de confianza a Luis Segura, ex titular de Argentino Junior y quien siguió presidiendo la AFA luego de la muerte de Grondona hasta la fallida elección del 3 de diciembre de 2015, con el recordado 38 a 38. Primer hecho que deja vislumbrar una candidatura para Tapia, pero que también fue una oportunidad para voltearlo. Algo que quedó en la nada, pero que destapan los rumores entre la mala relación de Fernández y Tapia.
Aunque no hay nada claro, y las razones de la pésima organización de ayer se sostienen a base de rumores, datos sueltos y “pases de factura”, lo cierto fueron las palabras de un hincha que fue ovasionado por la gente luego de decir ante cámara: “La gente estuvo, los jugadores dejaron todo y los funcionarios no pudieron montar un operativo para hoy”.
Ni siquiera una pésima organización que terminó con la ilusión de ver a los ganadores de la copa del mundo, o la evidencia de una gestión política que no está a la altura de las circunstancias, pudo con semejante alegría. La gente siguió haciendo lo mismo que la trajo hasta ahí: festejar y ser feliz.