La quema de humedales no es algo que asombre, más bien todo lo contrario: es un tema
bastante mencionado que viene hace un tiempo dando vueltas en la agenda de distintas
organizaciones sociales, sectores políticos y en la sociedad en general. Pese a esto, las
respuestas parecen no llegar y, lamentablemente, eso no es lo peor: junto al prolongado
silencio del poder político los incendios han avivado la preocupación por el impacto de las cenizas.
¿Qué efectos provocan estas en nuestro medio ambiente?
A priori los efectos están a la vista, o mejor dicho: en el aire. El grupo de trabajo “Calidad de Aire y Mediciones Satelitales” de la Plataforma de Estudios Ambientales y Sostenibilidad de la Universidad Nacional de Rosario presentó un informe al respecto donde, entre tantos análisis, muestran el nivel de contaminación provocado por el humo proveniente de los incendios detectados en la zona de los Humedales. El documento evidencia un incremento notable en la cantidad de partículas en el aire, registrando valores que exceden cinco veces a los permitidos por la normativa provincial, hecho sumamente preocupante puesto que amenaza con la recuperación pulmonar y cardiaca de las personas y genera daños en sus sistemas inmunológicos.
El impacto que tienen las cenizas exceden las inmediaciones donde se generan ya que las
partículas se trasladan por el efecto del viento a una distancia de hasta 60 kilómetros,
provocando no solo una devastación del ecosistema, sino también una imperiosa capa de humo que vicia el plano de las ciudades. De esta forma, una de las funciones principales de
los humedales (inyectar aire puro) ha sido completamente transformada (para mal) por efectos antropogénicos.
Por otra parte, estas acciones están dejando en jaque a estas reservas de vida: en el último siglo se ha perdido entre el 30 y 70 % de los humedales según la región del mundo. Y no solo eso, según el Índice de Extensión de los Humedales, entre 1970 y 2008 la extensión de los humedales se redujo un 40 % a escala mundial.
Estos datos son preocupantes si se toma en consideración que los humedales son imprescindibles para el desarrollo de la vida del ser humano en el planeta porque constituyen una fuente esencial de agua y alimento, materia prima, recursos genéticos para medicinas, madera y otros materiales de construcción. Se estima que más de mil millones de personas dependen de ellos para su sustento y que el 40 % de las especies de la tierra viven y se reproducen en estos ecosistemas, por lo que su deterioro constante está provocando la extinción de un sinfín de seres vivos y la pérdida en la lucha contra el calentamiento global.
Así es como resulta necesario, finalmente, rescatar el trabajo que están llevando a cabo
distintas organizaciones sociales, políticas, sin fines de lucro y multisectoriales para visibilizar el tema y concientizar sobre lo que está sucediendo debido a que el Estado no
actúa de forma urgente.
De esta forma, se ha vuelto un desafío debido a la cantidad de intereses que representan estos reservorios de vida. Prueba de esto es la nueva paralización del proyecto de Ley de Humedales en el Congreso de la Nación. Solo la organización y la voluntad necesaria de estos actores parecen la clave para que este duelo pueda ganarse.
*Martín Soria es militante y estudiante de Comunicación Social. Colabora para ARGmedios desde Rosario.