“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro, surgen los monstruos”. La frase es de Antonio Gramsci en el momento en que los fascismos estaban en auge en Europa. Eran años de profundo descontento social por una crisis económica y política sin precedentes en la historia de la humanidad, que derivó en una guerra en el viejo continente que terminó siendo mundial. La salida no estaba clara, y podía ser por derecha o por izquierda…
Dicho de esa manera suena tenebroso pensar las similitudes que esos años tienen con el contexto mundial actual. La diferencia más grande quizás sea que hoy no existe una Unión Soviética que marque un rumbo distinto al capitalismo y lo obligue a ofrecer concesiones como las del Estado de Bienestar del new deal. El surgimiento de extremas derechas violentas y reaccionarias en todos los continentes, con la experiencia de Donald Trump en EE UU como experimento emblemático, marca un clima de época que puede ser un antes y un después en la historia. En ese marco es que hay que leer a Javier Milei y el fenómeno de los libertarios en Argentina.
El referente de La Libertad Avanza es un economista de 52 años que pasó de panelista enojado de televisión a ser el precandidato que más ha crecido en las encuestas en los últimos meses. Las razones de su crecimiento tienen que ver con el contexto mundial, pero también con un caldo de cultivo a nivel local producto de la frustración de casi 10 años de caída en la economía con una debacle en los salarios desde 2016 con el gobierno de Macri.
Comenzó su carrera en los medios de comunicación como economista al que llamaban para consultas sobre temas de actualidad. Su forma de hablar enojado e irreverente, sumado a un insulso desprolijo peinado y un vocablo repleto de términos y palabras complejas (que le dieron un perfil de catedrático ante los televidentes) lo convirtieron en un personaje sumamente llamativo para la opinión pública.
Fue así que hacia fines del macrismo comenzó a ser llamado con más frecuencia a los canales de televisión hasta convertirse en el panelista que más minutos de televisión cosechó durante 2021. También en las redes sociales comenzó a tener una estrategia de actividad más intensa además de agresiva, lo cual lo ayudó a crecer de la mano de las charlas de divulgación sobre el liberalismo clásico que dio a lo largo del país.
Sus teorías no son nuevas y ya se aplicaron en el país. Sin embargo, para gran parte de la juventud se presenta como lo novedoso.
La polémica como forma de hacer política
Una de las características de la forma de comunicar de Milei es su manera agresiva y violenta de llevar adelante discusiones o de responder preguntas que considera incorrectas, que lo incomodan o que no sabe la respuesta. Lo ha convertido en un candidato controvertido pero que de alguna manera podría ¿expresar el descontento?
Lo cierto es que pese a que a lo largo de su corta carrera política haya hecho de la polémica una marca registrada, será el día de la elección el momento en que verdaderamente se sabrá si esa representación es tal o si en verdad genera rechazo esa forma de comunicar.
Siguiendo el razonamiento de Antonio Gramsci, en los contextos de crisis económica que derivan en política y social, la sensación que comienza a tener el grueso de la población es de un profundo enojo, el cual puede ser encauzado para distintos lugares. Milei pareciera ser la canaleta que guia esos descontentos hacia una derecha que propone, entre otras cosas, quemar el banco central, dolarizar por completo la economía, abrir por completo la economía para impulsar el libre comercio y crear mercados donde no existen (sin descartar siquiera la compraventa libre de órganos). Un paquete neoliberal al extremo y que vende sin explicar demasiado cómo se llevaría adelante ni que consecuencias tendría.
¿Quiénes se benefician con su candidatura?
Es cierto que Milei existe en gran medida por la incapacidad de la política para dar respuesta a los problemas básicos de la vida cotidiana del pueblo. Pero no es menos cierto que si el candidato de Avanza Libertad es conocido y puede decir al aire todo lo que dice y pagar pauta publicitaria en las redes sociales, es porque efectivamente hay gente que está interesada en que haya una propuesta electoral de esas características.
Existen think-tanks del liberalismo económico han financiado durante años las charlas de Javier Milei y José Luis Espert en Argentina, así cómo de intelectuales del liberalismo en todas partes del mundo. La fundación Atlas es un ejemplo de estas fundaciones que articulan en todo el mundo y que tuvo vínculos no solo con Milei sino con candidatos derechistas tales como Jair Bolsonaro en Brasil.
Respecto a sus propuestas grandilocuentes cabe preguntarse por ejemplo a quién le convendría una Argentina dolarizada. A priori a las personas que obtienen ingresos en divisa extranjera podría ser una respuesta y se trata de una pequeña parte de la población en la cual entra el sector exportador: el agro, los terratenientes y los propietarios de las commodities que se venden al exterior. También en términos políticos a las multinacionales y al país emisor de esa divisa. El mundo se encuentra en un momento en que el dólar se está poniendo cada vez más en cuestión respecto a las monedas de otras potencias como el yuan chino.
Las encuestas arrojan que Milei como candidato único podría llegar incluso a ser primero en las PASO. En las generales, en caso de ser tercero hay pocas dudas de que su afinidad política se dirija a Juntos por el Cambio, aunque se ha mostrado sumamente agresivo con Horacio Rodríguez Larreta.
En caso de ser segundo, sin dudas absorbería votos de la oposición de Juntos por el Cambio y de votantes desilusionados del Frente de Todos. En las elecciones provinciales hasta hora se ha demostrado que no son sus ideas sino su imagen novedosa de intelectual enojado lo que atrae votantes. Recientemente Milei decidió prescindir de los armados electorales provinciales con el argumento de que centrará sus cañones en la presidencial. ¿Le alcanzará?