La corrupción mala y la buena: ¿Se aplicará una “Doctrina Vialidad” al gobierno de Milei? 

La causa por la que Cristina Fernández está detenida, estuvo plagada de irregularidades. Aún así, la ex mandataria se encuentra en su casa y  -hasta que no se revise su condena-  permanecerá prohibida para la participación política. Se la acusa de ser parte necesaria de un hecho de corrupción que la trascendía completamente como presidenta de la Nación. ¿Qué sucederá ahora con la causa coimas que salpica directamente a la hermana de Javier Milei? 

La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner está cumpliendo prisión domiciliaria por haber sido declarada culpable de hechos de corrupción en la obra pública en la provincia de Santa Cruz. 

Si bien la Justicia no pudo comprobar ni mostrar una sola prueba concreta que explique su participación voluntaria en los hechos, el Tribunal que la condenó  -Y la Corte Suprema de Justicia que avaló el fallo-  consideraron que en su rol de presidenta de la Nación, debía saber lo que ocurría con la obra pública en esa provincia. 

Lo curioso es que, además, en Argentina todo lo relacionado a esa área depende de la Jefatura de Gabinete. Ninguno de los sucesivos jefes de gabinete que tuvo la ex mandataria, terminaron presos en la causa Vialidad. 

Ahora bien, ¿Qué pasaría si a partir de ahora, la Justicia de nuestro país aplica una “Doctrina Vialidad” para cada hecho de corrupción que se denuncia en el Estado? 

No sería para nada justo ni limpio, pero deberían caer uno por uno, los presidentes de turno. Por lo menos, carecería de seriedad hasta que dicho mandatario demuestre su inocencia. 

Hoy estamos frente a un verdadero escándalo que salpica a todo el gobierno nacional y apunta especialmente sobre la Secretaria de la Presidencia, Karina Milei. La hermana del presidente. 

Los audios hasta difundidos por parte del ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, explicarían una red de recaudación de coimas a partir de los favores que el Estado le concede a farmaceúticas. En este caso al reconocido laboratorio Suizo, cuyos propietarios -Los Kovalivker-  se encuentran imputados en la causa. 

Lo más preocupante es que en dichos audios se señala a Karina Milei y a un funcionario de su confianza, Eduardo “Lule” Menem, como los recaudadores.

Repito: incluso hasta en las más acérrimas diferencias políticas, sería sano para nuestro país esperar que la justicia compruebe que Javier Milei –como presidente y hermano de una de las principales sospechosas en esta causa-  haya estado al tanto de lo sucedido, fue parte o cómplice.  

Pese a que en los audios de Spagnulo, el exfuncionario dice que le contó de los hechos de corrupción en una entrevista personal con el presidente. 

Pero no podemos tampoco pecar de inocentes: en cualquier gobierno peronista, nacional popular o de izquierda,  este escándalo ya tendría repercusiones severas por parte de una justicia parcial y con tintes mafiosos. 

Si la corrupción siempre produjo una especial indignación en nuestro pueblo,  no se puede mirar para otro lado ahora.  Nadie sabe si habrá condena por parte del poder judicial.  

Pero, ¿Habrá condena por parte de la gente?