El rubro del reciclaje es uno de los que más ha crecido en los últimos años, llegando a contabilizarse alrededor de 200 mil cartoneros y cartoneras en todo el país. Con la mitad de sus trabajadores agrupados bajo organizaciones, la recolección de residuos se declaró como una actividad esencial en Argentina durante el 2020.
La Alianza Internacional de Recicladores que tendrá su primer Congreso Electivo en 2023, adoptó un estatuto que tiene como prioridades la defensa del trabajo, y la obtención de derechos, la Responsabilidad Extendida del Productor (REP), y el reconocimiento a los recicladores como trabajadores ambientales, dando así el primer paso para la conformación del primer sindicato internacional de recicladores y recicladoras.
Una historia de resistencia
A cartonear se empezó en el 2001, en el marco de un país que estallaba por los aires. Con un fin único de supervivencia nació la figura del “ciruja”, y luego, con intenciones de crear el propio trabajo, nació el cartonero y la cartonera. Hoy son alrededor de 200 mil en todo el país, y con la mitad de sus trabajadores agrupados bajo organizaciones sociales y políticas.
Sin dudas, un trabajo de cepa suburbana, donde el Gran Buenos Aires fue la cuna y la prueba piloto para que se extendiera en otras regiones del país. De esta forma y de a poco, se fueron dando las primeras organizaciones del sector. En el 2003 se creó la primera cooperativa de recicladores urbanos en Villa Pueryrredón; el Álamo, que recolectaba los reciduos de localidades aledañas como Zárate, José Leon Suárez y Benavide. Otra de las pioneras fue la Cooperativa Amanecer, que ya lleva 20 años y nuclea a 4.000 trabajadores.
En 2011, se creó la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), que actualmente organiza a decenas de cooperativas y miles de trabajadores en la pelea por el reconocimiento y el fortalecimiento de la actividad en todo el país. Desde allí se crearon programas en más de 120 sistemas municipales de reciclado con inclusión en las principales ciudades del país, logrando el reconocimiento de 20.000 puestos de trabajo.
Uno de sus principales logros: el programa de Promotoras Ambientales, destinado para mujeres cartoneras que tienen la tarea de enseñar y reeducar a la sociedad sobre reciclado, separación de residuos en origen y leyes preexistentes. Lo hacen mediante mapeos, timbreos y vínculos con los vecinos. También en clubes, escuelas, universidades, o sociedades de fomento.
Los recicladores de la región
En el caso de La Plata, Berisso y Ensenada, la cooperativa Recicladores Unidos conformada por 260 trabajadores, entre cartoneros, separadores, promotoras ambientales, y choferes, recuperó en 2021 más de 670 mil kilos de material.
La cooperativa que se fundó a fines del 2017 tuvo una excusa: organizarse bajo una nueva lógica de trabajo. El hito que marcó un antes y un después en la vida de los carreros fue la insistente campaña del intendente Julio Garro contra “la tracción a sangre”, que generó un sinfín de conflictos y movilizaciones del sector cartonero por no haberlos incluido en la resolución del problema.
Desde el 2016 hubo una persecución a carreros por parte de control urbano y la Policía Local, violentando a trabajadores, secuestrando los caballos y otras herramientas de trabajo. A fines del 2016 se les secuestran los carros a 50 trabajadores, “quienes no tuvieron opción de dejar sus caballos en casa”, cuenta para ARG MEDIOS, Marisa Cantariño, promotora ambiental y referenta del MTE en La Plata.
“De esta forma nos organizamos y llevamos a la municipalidad la idea de armar un sistema con carrito a mano”, agregó Verónica San Martín, presidenta de la cooperativa Recicladores Unidos.
El sistema “puerta a puerta” impulsado por la FACCyR se trata de carritos manuales que tiene cada familia para recorrer cierta cantidad de cuadras alrededor de un punto de encuentro; generalmente plazas como Plaza Rocha, Plaza Italia, Plaza España, Plaza Paso, Plaza Moreno y Plaza Olazabal. Los y las recicladoras pasan por las puertas de edificios y casas a buscar las “bolsas verdes” ya separadas de origen por los vecinos.
Los carreros llegan en camiones por la tarde y horas después son retirados por el mismo vehículo que lleva los bolsones con los residuos secos a un centro de separación y acopio, donde se enfarda y se vende. Los materiales tienen que estar limpios y secos, y cada uno tiene su precio.
Ya pasaron cinco años y el sistema funciona con total normalidad. Mediante un convenio, la Municipalidad solo reconoce a 50 trabajadores de 260 que son en total. Gracias a la cooperativa, todos ellos cuentan con Mutual, obra social y seguro de vida.
Trabajadores esenciales para el ambiente
Según un Informe del Estado del Ambiente de 2017, elaborado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, actualmente una persona genera más de un kilo de basura por día. En total, 50 mil toneladas de basura se descartan todo los días en Argentina. El 65% de eso se va a rellenos sanitarios, y el 35% a basurales a cielo abierto.
La convivencia con toneladas de basura a penas a unos metros, genera olores nauseabundos y un deterioramiento de las condiciones de vida. Las consecuencias son muchas: gente con cáncer, lupus o enfermedades respiratorias, como se dan en la localidad de González Catán (La Matanza). También la pérdida de espacios verdes-recreativos, como el caso de Quilmes, que en plena dictadura militar creó el CEAMSE y destruyó el humedal del Río de La Plata Bernal- Villa Dominico, en el que cientos de familias pasaban sus veranos.
Entre el 80 y 90% de lo que se tiran en los domicilios, es materia prima y trabajo para futura producción. Con el trabajo de los recicladores urbanos, se reduce hasta un 90% la basura que finalizará en quemas o entierros. Entre otros beneficios, se bajan los costos de producción, como por ejemplo un 20% menos en el caso de las latas de aluminio, botellas de vidrio y plásticos.
El contexto pandémico evidenció la importancia de esta actividad, por el solo hecho de colaborar con el sostenimiento de la vida en las ciudades. Las organizaciones de cartoneros que comenzaron a escribir su historia a principios de los dos mil, hoy cuentan con mayores estructuras y hasta lugar en las bancas como el caso de la Diputada Nacional; Natalia Zaracho, cartonera e integrante del Frente Patria Grande.
Además el sector de cartoneros y cartoneras lucha por una Ley de Envases; proyecto que ya obtuve dictamen en la Cámara Baja, y que busca el aporte de aquellos productores responsables de los envases puestos en el mercado, a través de un sistema propio de recolección y reutilización.
Entre otras cosas, los y las recicladoras de la ciudad siguen luchando para ser totalmente reconocidos y remunerados, como su función social lo merece.