A un año de su partida, el mundo sigue llorando la muerte del ícono del fútbol mundial. Pero esta vez no hablaremos de sus gambetas y goles, tampoco de su controversial vida rodeada de excesos. Esta vez, recordaremos al Diego más humano y solidario, a ese que no olvidó sus orígenes humildes en Villa Fiorito y siempre estuvo ahí, para dar una mano a los que más lo necesitaban.
Embarrarse por un niño
Maradona fue Dios en Nápoles, pero no solo por lo que hizo dentro de la cancha, sino también por lo que generó fuera de ella. Más allá de las fotos levantando campeonatos en Italia, una de las imágenes más ilustrativas es la que lo tiene jugando en una cancha de barro en la ciudad de Acerra.
La historia se remonta a 1984. Pietro Puzone, compañero de Diego en Napoli, le comentó la difícil situación que estaba atravesando un hombre de su localidad con un hijo gravemente enfermo. Puzone le solicitó al entonces presidente del club, Corrado Ferlaino, organizar un partido benéfico con la presencia de Maradona y así recaudar fondos para la operación del niño. Pero el directivo rechazó la petición: hacía pocos meses había desembolsado 8 millones de dólares por el pase del Diez, proveniente del Barcelona, y no quería arriesgarse a una lesión.
Pese a la negativa del club, Maradona emprendió el viaje y fue hasta la ciudad de Acerra para jugar un amistoso benéfico en un campo completamente embarrado en uno de los lugares más marginales de Italia.
El estadio con capacidad para 5 mil espectadores tuvo más de 12 mil que se repartieron detrás de los arcos, con sus autos. Sin embargo. y pese a la gran recaudación de 5 millones de Liras que entregó el público presente, no se llegó a la suma total de 20 millones que necesitaba el niño. Los testigos afirman que Maradona puso los 15 millones restantes de su bolsillo.
El año pasado, Luca, ese niño que ya es un hombre de 36 años, habló con el Diario Olé y descargó todo su agradecimiento: “Gracias a Diego tengo una vida diferente. A cada rato vuelvo a ver aquel partido benéfico que Maradona hizo por mí, y siempre que lo veo siento una emoción nueva, una cosa verdaderamente bella. Me siento afortunado de haber podido conocerlo, él me dio la vida, él es como si fuera un segundo padre”.
“Mis piernas son tus piernas”
El 6 de Mayo de 1995, Maradona viajó a la ciudad de Totoras —a 163 km de Santa Fe— para jugar un partido benéfico en homenaje a Hernán Fonseca, arquero del club Totoras, quien tuvo un accidente automovilístico y quedó en silla de ruedas para toda la vida.
Digo, quien en ese momento se encontraba suspendido por la FIFA de las canchas debido al doping positivo en el Mundial de Estados Unidos de 1994, se trasladó hasta el lugar y no solo jugó el partido a beneficio, sino que estuvo en todo momento al lado de Fonseca brindándole palabras de aliento. “Fuerza, no aflojes ahora. Mis piernas son tus piernas”, le gritaba.
Ni bien se enteró de la triste noticia de la muerte del Diego, el ex arquero dio declaraciones al programa “El primero de la mañana” y recordó aquella tarde que lo conoció. “En ese momento hacía menos de un año que yo había tenido el accidente. Y cuando todos lo ovacionaron, él pidió que la ovación fuera para mí. Siempre cuentan lo malo de Maradona, pero hay muchas cosas como las que viví yo que no se saben. Diez años después pude ir a su programa de televisión, cuando tuvo su problema cardíaco, y pude escribirle una carta diciéndole ‘Mi corazón es tu corazón’”.
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“Ayuden a comer a la gente”
Durante el año 2020, en plena pandemia, se vio a Maradona muy comprometido en ayudar a los barrios más vulnerables y realizó muchas campañas para comedores sin fines de lucro e hizo donaciones con camisetas autografiadas para recaudar fondos que sirvan para comprar alimentos para las familias que más lo necesitaban.
En una de las campañas, Maradona grabó un video para Corazones Solidarios y expresó: “Acá estamos, en Corazones Solidarios. Todo mi amor, toda mi ternura, todo el amor de mi vieja. Ayuden, ayuden a comer a la gente. Lo mío no es show, porque yo la pasé. Yo pasé en Fiorito más que frío”.
Empatía
El periodista Cherquis Bialo recordó una anécdota del año 2000, cuando Diego estaba en una clínica de internación en Cuba para recuperarse de su adicción a las drogas. En ese entonces el periodista se encontraba con él mientras escribía “Yo soy el Diego de la gente”. De su estancia en La Habana, Cherquis Bialo contó: “Estábamos ahí, cuando él se estaba recomponiendo. La Pradera era un lugar de recuperación, tenía viviendas porque era un country. Lo que había ahí eran chalets y enfermos. Entre algunos argentinos que había, se encontraba un chico que estaba sin movilidad, hemipléjico, y en silla de ruedas”.
Adelantando su relato, Bialo cuenta que el propio Diego se acercó al niño y este le pudo contar lo que le había pasado. El joven había sufrido una descarga eléctrica en una cancha de fútbol en Santa Fe y había perdido la capacidad de moverse.
Esta historia conmovió fuertemente a Maradona, quien se volvió inseparable de él. El periodista cuenta la relación entre ambos: “Le dijo que era un invitado más a comer con ellos y, en más de una oportunidad, el chico venía y se sentaba en la mesa con Coppola, Claudia, los padres de Claudia, los padres de Diego, la hija de Diego, yo. El chico venía y era uno más. Maradona le hablaba y le contaba cosas especialmente a él, para que vaya pasando las horas con expectativas de esperanza. Con un mensaje muy fuerte de optimismo”.
Compañero de equipo
La última anécdota tiene que ver con el relato de Héctor Arrieta, compañero de Diego en sus inicios en Argentinos Juniors, quien hace poco relató lo que vivió junto al 10 en Perú, cuando “El Bicho” fue a jugar un amistoso a tierras incaicas.
Corría el año 1978 y Argentinos Juniors fue a disputar un partido amistoso que generaba importantes ingresos para el plantel. Ese día, a último momento, apareció el empresario organizador del evento diciendo que no había dinero para el resto del equipo. Entonces Maradona, que no superaba los 20 años, se le plantó cara a cara y le dijo que si no pagaban lo que le habían acordado a sus compañeros, él no jugaba.
El organizador finalmente dio marcha atrás y les pagó a todos los jugadores de Argentinos Juniors lo acordado previamente. Una actitud que el Diego repetiría en Barcelona, cuando ya tenía un apellido consagrado.