“Enfrentarlo (a Milei) es complicado. Nuestro candidato tendrá que demostrar que, más allá de las intenciones rupturistas y de cambio, nosotros tenemos las mismas (intenciones), pero con experiencia. Cada vez más gente se enoja y cree que hay que dinamitar todo; yo creo que hay que dinamitar casi todo”. La declaración es de Mauricio Macri en el marco de un encuentro del Consejo Internacional de Comercio y Producción (CICyP) esta semana.
El contexto de la frase era básicamente un almuerzo con empresarios del circulo rojo en el que el expresidente dio su mirada sobre la discusión de liderazgo que está manteniendo con Rodríguez Larreta por las elecciones concurrentes en la Ciudad de Buenos Aires. La hipótesis del expresidente es que la estratégia de Larreta de imponer un proyecto de moderación en JXC, hará que la mayoría de los votos se fuguen hacia Javier Milei. Sin embargo, la frase permite una segunda lectura.
Hace dos semanas fue asesinado en Virrey del Pino, partido de La Matanza, el chofer Daniel Barrientos. El trágico suceso desató una protesta de colectiveros que derivó en una golpiza al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, por parte de un grupo de choferes de la UTA. Lo llamativo de ese suceso es que en la marcha se vieron carteles que antes habían estado en una actividad de Patricia Bullrich. Antes de eso la presidenta del PRO había participado de una actividad con choferes de otras líneas.
Las repercusiones que generaron estas intervenciones tuvieron su mayor eco en el gobierno de la provincia de Buenos Aires, en el que llegaron a deslizar que era cuanto menos “sospechosa” la forma en que había sucedido el asesinato de Barrientos, ya que dos autos se habían colocado entre el colectivo como si se tratara de un asalto. Así lo aseveraron el gobernador Axel Kicillof y el ministro de Seguridad Sergio Berni, que sin embargo con el correr de los días, abandonaron esa estrategia.
El peligro de la estrategia halconista PRO
Los llamados “halcones” del Pro y de Juntos por el Cambio son los representantes de las posturas más tendientes a no negociar banderas del partido y la coalición, y aplicar sus políticas de “mano dura” sin tapujos y sus principales referentes hoy en día son Patricia Bullrich y Mauricio Macri. Fueron llamados así en contraposición a las “palomas” de la coalición, referentes de las posiciones más “dialoguistas” o moderadas.
Entre sus estrategias de construcción política el “halconismo” promete abiertamente que en caso de llegar al gobierno “tendrán que tomar medidas duras” y que la próxima gestión si es de la oposición tendrá que tener “coraje”. De esta forma, ventilamente abiertamente que habrá que aumentar la represión para implementar las medidas profundamente impopulares que quieren imponer.
Puntualmente, el expresidente Macri es conocido en el ambiente político por no temblarle el pulso a la hora de hacer política con golpes “de la cintura para abajo”, como se dice en política. Por caso el año pasado, cuando Martín Guzmán presentó su renuncia como ministro de economía se generó una corrida cambiaria que fue muy compleja de contener y que en algunos sectores del PRO se relamían esperando la posibilidad de que el gobierno del Frente de Todos terminara prematuramente, lo cual permitiría que la oposición aumente sus chances de asumir el gobierno.
Esta semana los halcones se encuentran frente a una situación que no esperaban en términos políticos: la decisión de Rodriguez Larreta de emanciparse políticamente con el establecimiento de las elecciones concurrentes en Ciudad de Buenos Aires, lo cual lejos de ser un tecnicismo para el momento de votar, es una cuestión sumamente política ya que le aumenta las chances electorales al radicalismo encabezado por Martín Lousteau en la capital. Habrá que ver cómo decanta a largo plazo este suceso. A priori puede significar una derrota simbólica y política del ala dura.
La campaña electoral aún no ha comenzado en términos formales por lo cual quedan varios meses en los cuales se pueden ver todo tipo de estrategias y golpes de efecto.