Este lunes, Cristina Fernández de Kirchner compartió el primer acto con el ahora precandidato a presidente, Sergio Massa. Se dio en Aeroparque, donde se repatrió a uno de los aviones de la muerte, el Skyvan PA-51, que se utilizó durante la última dictadura cívico-militar para arrojar miles de personas vivas al mar o al río de la Plata.
La expresidenta consideró que las víctimas del terrorismo de Estado pelearon por un mundo mejor, desde sus convicciones inquebrantables. Pero también aseguró que -en política- para “ganar hay que apostar”.
Fue un escenario complejo de asimilar para quienes hacía tan solo días atrás, se habían prendido a la ilusión de hacer campaña por el actual ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro.
Hay que recordar que luego de que la ex mandataria diera una entrevista y dijera que “los hijos de la generación diezmada” tenían que tomar la posta, Wado se lanzó como precandidato a presidente con un spot que murió a las 48 hs.
Pero el viernes 23 a la noche, al filo del cierre de listas, Unión por la Patria anunció una lista de unidad con Sergio Tomás Massa a la cabeza y Agustín Rossi como candidato a vicepresidente.
Así las cosas, en cuestión de días Cristina se sentaba junto a Massa y le explicaba por primera vez a su militancia cómo se había dado esa resolución. La negociación tuvo sentido, pero nadie puede dudar que fue más que simple rosca y que se manejó muy, pero muy, a las espaldas del pueblo y la militancia de base.
“Yo les pedí comprensión de texto varias veces, pero también hay que tener comprensión del contexto. Luego que perdimos las elecciones de 2021, donde por primera vez perdimos mayoría y quórum propio en el Senado, y con una Argentina con un nivel de deuda importantísimo contraído por el gobierno anterior, y el retorno del FMI que provocó la desestabilización de la economía, no me parecía que la solución fuera pelearnos entre nosotros en unas PASO. Por eso sostenía que era necesario construir una lista de unidad que nos permitiera abordar los problemas muy graves como estos que tiene la sociedad”, consideró Cristina.
Después explicó con claridad que, si el resto del peronismo aceptaba una lista de unidad, se podía negociar la candidatura de Massa, pese al resquemor del kirchnerismo duro. No así, si había una PASO. En donde efectivamente Wado sería el elegido de Cristina.
“El lunes pasado en una reunión hablé con Sergio, y dije delante de todos que si había lista de unidad, apoyada por gobernadores e intendentes, no había problema, pero que si se persistía en la idea de las PASO, nuestra fuerza iba a ir con candidato propio: Wado de Pedro”.
En ese sentido, la vicepresidenta siempre fue tajante con el presidente Alberto Fernández, a quien evidentemente lo señaló como uno de los artífices para seguir promoviendo la PASO y evitar una lista única. “Yo les dije ‘vayan a ver al presidente. Si hay una fórmula de consenso, y el Presidente pone el vicepresidente, yo no tengo ningún problema. Yo me hago cargo’”.
La síntesis parece ser la siguiente: el kirchnerismo se manejaría con una candidatura propia y con todo el simbolismo que trae consigo un personaje como Wado de Pedro, si es que había PASO.
Pero a la hora de unificar consensos, su espacio no tenía un candidato fuerte que pudiera tener el apoyo del resto de las fuerzas y los gobernadores.
La gran incógnita que se abre no es solo si Massa será capaz de poder ganar las elecciones, siendo él uno de los funcionarios a cargo de la economía del país, si no que -en caso de triunfar y llegar a la Casa Rosada- será posible contrarrestar su propia fuerza política.
Si el kirchnerismo no pudo del todo con Alberto Fernández, todo indicaría que con Massa será todavía más difícil.