El viernes 20 de agosto se reunieron en Moscú los líderes Angela Merkel y Vladimir Putin, en lo que se consideró la última reunión oficial antes de que la alemana deje su cargo tras 16 años como canciller. Los temas que estuvieron en agenda fueron la situación dejada por Estados Unidos y sus socios de la OTAN en Afganistán, la inminente finalización del gasoducto Nord Stream 2 —que unirá ambos países— y la situación en el Donbass, al este de Ucrania.
Con posturas antagónicas en relación a Afganistán, ambos líderes se manifestaron durante la cumbre y expresaron preocupación. El líder ruso sostuvo que es importante mantener buenas relaciones con el nuevo gobierno y evitar la interferencia externa: “El movimiento Talibán controla al día de hoy prácticamente todo el territorio del país, incluida la capital. Esta es la realidad. Y, precisamente, debemos partir de ella sin permitir, sin lugar a dudas, la desintegración del Estado afgano”, expresó Putin en conferencia de prensa desde el Kremlin.
Putin hizo hincapié en la importancia de respetar las diferentes tradiciones culturales y valores del país, ahora bajo dominio de los talibanes, al tiempo que criticó a las potencias occidentales por intentar imponer su voluntad política y sus valores en el territorio.
Por su parte, la líder alemana reconoció que es necesario establecer un diálogo con los talibanes para garantizar la seguridad de muchas de las personas que viven en el país. “Ahora habrá que dialogar con los talibanes e intentar salvar a aquellos cuya vida está amenazada para que puedan abandonar el país”.
Los mandatarios también abordaron la prisión de Alexei Navalny, el crítico más abierto de Putin, que actualmente cumple una condena de dos años y medio de prisión por malversación de fondos en 2014. Merkel exigió la liberación inmediata de Navalny, cuya visita coincidió con el aniversario del envenenamiento del opositor, quien pasó cinco meses internado en Alemanía.
Nord Stream 2, la obra que conecta con Rusia
El gasoducto Nord Stream 2 se encuentra finalizado en un 95% y se estima que entrará en funcionamiento a fines de 2021. Esta obra permitirá la entrada de gas adicional en los mercados europeos, lo que mejorará la situación actual de escasez. A su vez, estará preparado para transportar la mezcla de metano-hidrógeno en un futuro próximo y, a corto plazo, mejorará la situación de almacenamiento y proporcionará precios más bajos. Este es el principal atractivo para el actual gobierno alemán, ya que los precios del gas en Europa están alcanzando récords, debido al aumento de la demanda y una disminución simultánea en el suministro de gas natural licuado.
El gasoducto en cuestión duplicará el suministro de gas a la UE a través del Mar Báltico, lo que supone un aumento de la influencia rusa en territorio europeo y es considerado por algunos líderes de la región como una amenaza a la seguridad de los Estados.
El principal interesado en impedir esta obra es Estados Unidos, cuyas presiones y amenazas surgieron tanto a nivel geopolítico como interno. La administración estadounidense llegó a impulsar la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA), que terminó derivando en la imposición de “sanciones” extraterritoriales a 13 empresas vinculadas a la iniciativa. Sin embargo y a pesar de los intentos para frenar la obra, el proyecto logró avanzar.
Estados Unidos anuncia nuevas sanciones relacionadas con el caso Navalny el mismo día en que se produce este encuentro. https://t.co/gM7vRluphg
— Helena Villar (@HelenaVillarRT) August 20, 2021
El último intento para frenar el proyecto se dio durante el mes de mayo, cuando Joe Biden sancionó al operador de las obras del Nord Stream II y a su director ejecutivo, Mattias Warnig. Sin embargo, las sanciones fueron canceladas en el transcurso del mismo mes. Tras la decisión, la vocera de la Casa Blanca Jen Psaki expresó “¿Cómo íbamos a detener un proyecto en otro país que se ha construido en un 95%?”.
Las autoridades polacas y ucranianas se mostraron molestas con la decisión de la Casa Blanca. El Ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, calificó a Biden de “políticamente inconsistente” por no imponer más sanciones. Según Rau, la consolidación del proyecto “supondrá la dependencia de los países de Europa Central y Oriental de Rusia”. A su vez, el diplomático acusó a Biden de apoyar los intereses de Rusia y Alemania “en detrimento de los intereses vitales de Polonia y Ucrania” y adhirió a las declaraciones del Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán, sobre que Estados Unidos considera a los países del Visegrad en algunos temas como “países de segunda clase”.
El presidente ucraniano, Vladimir Zelensky, también se manifestó al respecto y declaró que fue una “sorpresa desagradable” el hecho de que Biden decidiera no sancionar a las empresas constructoras del Nord Stream II. “Biden conoce a Ucrania mejor que cualquier otro ex presidente anterior y, por lo tanto, comprende todos los problemas. Y lo que es más importante, todos los riesgos de seguridad. Por eso, una vez más, nos sorprendió de manera muy desagradable”.
Ucrania, el gasoducto y Donbás
Otro de los asuntos abordados por los mandatarios fue la situación en el este ucraniano, conocido como Donbás, que se arrastra desde 2014, cuando parte de la población de la región declaró su independencia y desde entonces son asistidos por Rusia en la guerra desatada por el poder central ucraniano. Al respecto, el líder ruso aseguró que Kiev quiere presionar por su salida unilateral del tratado de paz firmado por los dos países sobre la región. Sin embargo, Putin acordó con Merkel que buscaría agilizar las conversaciones con el gobierno ucraniano en las próximas semanas.
Tras la reunión en Moscú, la canciller alemana viajó a Kiev donde se encontró con el líder ucraniano, Volodymyr Zelensky, quien afirmó que “mientras no haya progreso, la presión sobre la Federación Rusa debe continuar. Queremos ver el esfuerzo activo de nuestros socios”. Según Zelensky, Ucrania apoya el establecimiento de un alto el fuego permanente en Donbás, el intercambio de prisioneros, la apertura de puestos de control y el acceso de representantes de la Cruz Roja.
El asunto contó con el apoyo de la alemana, quien defendió la negativa de Kiev a negociar con las Repúblicas Populares, Donetsk y Lugansk. Merkel afirmó que le gustaría que se celebrara otra reunión del Formato Normandía a nivel presidencial. “Si podemos desarrollar la agenda, es posible. Hay problemas con los acuerdos de Minsk, que no se han implementado. Pero el Grupo de Contacto debe trabajar”, insistió, y también afirmó que “Rusia es parte del conflicto, es correcto que [Ucrania] no quiera realizar negociaciones directas con los representantes de los separatistas”.
En relación al gasoducto Nord Stream 2, el líder ucraniano sostuvo que el proyecto ruso-germano se trata de un “arma energética” que será utilizada como instrumento de dominación.
“Creo que es un arma y está mal no darse cuenta de que es un arma. Creo que es peligroso incluso ahora, cuando aún no ha entrado en funcionamiento, podemos ver quién controla los precios del gas en Europa y cómo suben. La entrada en funcionamiento conllevará grandes riesgos y estará en manos de la Federación Rusa”, manifestó el mandatario.
Zelensky apuntó también que Ucrania se unirá al “camino verde Europeo”, mencionado en el memorando de Biden y Merkel sobre el gasoducto. “Un asunto importante fue la seguridad energética, el Nord Stream-2. Hemos iniciado consultas con el Parlamento Europeo y el Gobierno alemán para el futuro próximo”.