Javier Milei asumió la presidencia el 10 de diciembre y una vez en el sillón de Rivadavia, no dudó en ejecutar un verdadero plan de ajuste. Uno como el que no se experimentaba desde hace décadas: con muchísimas más medidas de shock que las que tomó en su momento el expresidente Mauricio Macri.
El mismo que lo apuntaló en el balotaje y le dio la posibilidad de convertirlo en presidente. Algo que -como es sabido- tarde o temprano se cobra en política.
Pero vayamos por parte.
A días de haber llegado a la Casa Rosada, el hasta entonces excéntrico y polémico personaje que aparecería como panelista en la televisión o abría sus actos cantando canciones de rock, demostró que lo que había planteado en campaña iba en serio.
De inmediato, su equipo de gobierno preparó un mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que apuntó al desguace del Estado y la modificación de más de 300 leyes. También una ley ómnibus que buscó ir con la misma orientación de ajuste, pero para que sea debatida en el Congreso de la Nación.
Los objetivos principales estaban claros: achique del Estado, déficit cero, paralización de la obra pública, privatizaciones, reforma previsional y medidas para criminalizar la protesta social. Eso sí, la dolarización, debía esperar.
Pero como era previsto, empezaron a aparecer las primeras resistencias a semejante plan de ajuste: luego de que miles de personas salieran a las calles espontáneamente a protestar contra el DNU, la CGT decretó el paro general más rápido de su historia, a un mes y días de la asunción de Milei.
Algunas de las medidas de Milei: achique del Estado, déficit cero, paralización de la obra pública y privatizaciones.
La inmensa movilización le puso presión a los legisladores más dialoguistas con el gobierno nacional.
Aunque quizás, el traspié más importante se haya dado semanas después, cuando el oficialismo ya estaba festejando que la Ley ómnibus había conseguido media sanción en Diputados. Pese a eso, desde Israel, Milei no aceptó modificación alguna al proyecto que había tenido decenas de cambios, idas y vueltas. Eso generó una negativa de parte de los legisladores que responden a las provincias y luego de un furcio histórico por parte del bloque de La Libertad Avanza, el proyecto de ley volvió a comisiones y el oficialismo se enteró por televisión que la misma iba a tener que ser debatida desde cero.
El desembarco que pone en duda a Milei
Desde ese día, en el que la falta de experiencia o la nula negociación por parte del gobierno hizo estragos, nada fue igual en los pasillos de la Rosada. Y hasta ahora, la tensa calma solo se puede explicar por la cortina de humo que significa la primera gira internacional de Milei: primero en Israel y después en Roma, a donde visitó al Papa este lunes.
Sin embargo, ya es vox populis que el expresidente Macri intenta desembarcar en el gobierno libertario. ¿Las razones? El líder de PRO argumenta para los suyos que después de la sesión fallida en el Congreso, el oficialismo mostró alguna debilidad notable y que, -de seguir con sus pretensiones de ajuste- es probable que no aguante la presión de las calles, las protesta social y la falta de apoyo político por parte de la oposición.
En resumen, Macri cree que el gobierno de Milei puede derrumbarse como un castillo de naipes si no se lo apuntala un poco y en ese sentido ofrece alguno de sus “cuadros” para algunas áreas claves.
Algunos de los nombres en danza: Guillermo Dietrich en el ministerio de Infraestructura, María Eugenia Vidal en Capital Humano o el ANSES y Diego Santilli en Interior.
Patricia Bullrich, por su parte, también es de la idea que el gobierno tiene que ir hacia una fusión con el PRO, pero -enemistada con Macri- estaría buscando que Milei intente lograrlo sin la interlocución del expresidente.
“Claro que estoy dispuesto a una fusión con el PRO”, Milei.
Lo cierto es que si eso sucede, el gobierno sincerará que ya no puede gobernar solo y que el PRO es más que un partido aliado: será desde entonces un co-gobierno. “Claro que estoy dispuesto a una fusión con el PRO”, le dijo Milei al periodista Ignacio Ortelli del diario Clarín.
Ahora bien, si finalmente esto ocurre, ¿El gobierno de la Libertad Avanza conservará el poder? Es la pregunta que por estas horas deambula en la cabeza de Milei y de su Secretaria de Gobierno y hermana, Karina, quien es una de las más recelosas de ceder terreno.
Saben que formalizar la alianza con Macri y toda su estructura política y económica, es un paso arriesgado. Pero al mismo tiempo, no hacerlo podría aislar al gobierno libertario.
A dos meses de haber asumido, Milei comienza a transitar su laberinto.