Las reformas policiales iniciadas en 2019 jamás llegaron a ver la luz por las internas del peronismo. Ante la cifra de homicidios más elevada en la historia de la provincia de Santa Fe, el gobernador Omar Perotti decidió cambiar el enfoque. La premisa es: todo el poder a la corporación policial.
En los últimos meses los asesinatos fueron tomando mayor preponderancia en ataques planificados desde vehículos a personas que están en la vía pública o en algunos casos en su vivienda. Los mismos se encuentran más concentrados en cuatro barrios de la ciudad de Rosario.
No sucede que en todos los casos se presuma alguna vinculación de las víctimas al delito, como ocurrión el asesinato de un niño de 13 años que estuvo en medio de una balacera o una adolescente de 16 que fue ejecutada en el domicilio de su pareja.
Para explicar esas variaciones en la cantidad de homicidios entre distintos años se suele adjudicar los incrementos de violencia a dos cuestiones. La primera una disputa de poder hacia el interior de las organizaciones criminales, debido a los procesos de enjuiciamiento de sus líderes. Recientemente con la condena al jefe narco Esteban Alvarado se afirmaba que habría “un muerto por día”.
La segunda razón es la propia interna policial, ya que la institución viene de un proceso de disputa muy fogoneado por la gestión del exministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro. Esto implica por un lado una disposición de las fuerzas policiales a liberar zonas o llegar a arreglos con los grupos criminales. Incluso se especula con que la corporación policial haya realizado las pintadas que decían “plomo y humo” las cuales detonaron la salida del por entonces Ministro de Seguridad Jorge Lagna.
El Berni santafesino y nuevo jefe policial
Quien asumirá como Ministro de Seguridad es Ruben Rimoldi, un oficial retirado, que inició su carrera policial en 1976. Es cuestionado por algunos organismos de derechos humanos que denuncian antecedentes de persecución a militantes políticos por una situación ocurrida en la localidad de Casilda, donde Rimoldi frenó una actividad previa al 24 de marzo.
El nuevo Ministro fue muy crítico de todas las reformas provinciales que afectaron a la institución provincial desde el regreso de la democracia, porque las mismas implicaron mayores niveles de auditoría hacia el accionar de la misma.
En una entrevista que realizó a un programa de radio vinculado a APROPOL (organización policial) planteó que el problema dentro de la fuerza es que jubilaron a los mandos que se capacitaron como policía durante la dictadura.
Su propuesta de acción hacia la situación de violencia en la provincia es la de volver a poner a la policía santafesina en las calles. La llegada de gendarmería y prefectura como fuerzas de control en Santa Fe responde a un pedido de los gobiernos por el alto grado de relación que tiene la policía local con el narcotráfico.
Los resultados confirman que la política de inundar de fuerzas de seguridad la ciudad de Rosario no reduce la cantidad de homicidios, de todos modos se plantea nuevamente seguir invirtiendo en estructura policial, patrulleros, radios, etc.
Por otro lado, el nuevo jefe de la policía es otro oficial retirado, Miguel Angel Oliva. Fue jefe de la Unidad Regional II, la que se ocupa de Rosario, cargo que ocupó durante todo el período en que el narcotráfico creció sin trabas, llegando a las segundas peores cifras en la tasa de homicidios. Más destacable es que fue comisario en el proceso en que se consolidó las relaciones entre la policía y el crimen organizado.
En una entrevista hecha en Cadena 3, Olivai afirmaba que quería “que se vea a la policía local en la calle, porque el policía de la ciudad es el que la conoce, tanto Gendarmería como Policía Federal no conocen la zona”, agregando: “No quiero un policía en cada esquina, después empiezan con que es una dictadura”.
La perspectiva es la misma que tiene Patricia Bullrich sobre la protección a los agentes en todas las situaciones, lo que se denominó “doctrina Chocobar”, el propio Oliva afirmaba también que van a apoyar al policía que trabaje para que se sienta “seguro”: “Si la policía actúa dicen que hay gatillo fácil. Yo quiero que el policía se sienta seguro”.
Oliva fue retirado en un contexto en que comenzaron a salir a la luz casos de policías que protegían a criminales, luego de que su segundo al mando, Juan Pablo Bengochea, fuera acusado de proteger al juego clandestino en la Unidad Regional de Rafaela.
Este nuevo esquema trae una perspectiva distinta en las relaciones entre oficialismo y oposición, ya que genera un acuerdo central en una gran parte de sus integrantes, con algunos detractores de ambos lados.
Lejos de la perspectiva con la que asumió en su momento Marcelo Sain como ministro, que conllevaba una reforma importante de la policía provincial, ahora está en duda la posibilidad de modificar las leyes implementadas desde el 83.
Si bien hay distintas miradas respecto de la efectividad de una “policía fuerte” en el territorio, esa perspectiva también entra en duda en este contexto, ya que se trata de una medida pensada de forma preventiva. En Rosario la situación ya parece estar escalando muy por fuera de esa posibilidad.