Pese a las medidas del gobierno, el sector agroexportador aplica toda la presión para devaluar

A comienzos de esta semana el ministro de economía Luis Caputo intervino en el mercado financiero con un nuevo régimen monetario, pero la Mesa de Enlace del agronegocio sigue guardando los granos porque no consigue su objetivo: devaluación o levantamiento del cepo. Las agroexportadoras pagan menos por la cosecha al productor. 

El viernes pasado decíamos desde esta columna que el complejo agroexportador estaba reteniendo 16 mil millones de dólares de la cosecha de soja, sumada a la de  maíz y que esa era una de las razones por la cual la cotización del dólar blue se disparaba. Por este motivo, en los últimos días el gobierno dictó medidas para calmar al mercado cambiario y frenar la corrida. 

Pero las entidades patronales están negociando otra cosa. La mesa de enlace presiona por una devaluación, levantamiento del cepo o alguna medida de liquidación específica para su sector. Esto es más que el maquillaje de las condiciones financieras del estado argentino para los ciclistas financieros que dispuso la administración Milei a principios de esta semana. 

El sector que hace el ciclo de cultivo de soja, está reteniendo la cosecha gruesa porque las agroexportadoras (que compran la cosecha) no están pagando lo que tendrían que pagar a los productores. Entonces, las entidades del agronegocio le están pidiendo a la administración de Milei que arbitre para que las liquidaciones se hagan iguales, tanto para las agroexportadoras como para los  productores de las oleaginosas. 

Para matizar el pedido, en un comunicado de CARBAP insistieron de forma protocolar: “Instamos a las partes involucradas, y en especial al sector comprador, a respetar en los contratos en dólares las reglas vigentes de la liquidación de las exportaciones, no solo para los nuevos contratos, sino para los realizados con anterioridad y que se tienen que cumplir ahora en la cosecha”. 

El acopio de granos va a seguir en la medida en que el gobierno no tenga respuestas específicas para el sector, por lo tanto se seguirá tensionando la brecha cambiaria, ya que desde abril el agro comenzó a guardar la cosecha en silos para presionar por una nueva devaluación.

Si bien la Sociedad Rural Argentina fué la única invitada al Pacto de Mayo y las demás entidades de la Mesa de Enlace estuvieron en la redacción de la Ley Bases, la CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) -por ejemplo- aportó sus técnicos para flexibilizar el régimen laboral de los peones rurales. 

Con la aprobación de la ley las entidades festejaron la incorporación de los artículos que hacen que el peón rural tenga 6 meses a prueba, en donde la bolsa de trabajo de la UATRE deja de tener prioridad y la eliminación de las multas para el trabajo no registrado. Ese fue la concesión de Milei para los sectores latifundistas, pero al parecer estos no se conforman solo con bajar el costo laboral. Necesitan los dólares para seguir la rueda productiva.

Las declaraciones del presidente de la Sociedad Rural dejan entrever que es lo que están buscando en realidad con dicha especulación y acopio de los granos de la cosecha gruesa. En la presentación de la Exposición Rural de Palermo, Nicolás Pino, dijo: “Lo que necesita el sector es tener un dólar único, esa es la verdad. Después, el valor del dólar pasa a ser una anécdota. Lo que sí no está bueno es que este diferencial cambiario genera un aumento en los costos de los insumos y lo que nosotros vendemos se mantenga con un valor muy por debajo. Lo primero que hay que buscar es el levantamiento del cepo y generar ese dólar único y lograr que el impuesto PAÍS desaparezca, dos cuestiones que incrementan los costos, no solo a los productores.” 

Por último el presidente de SRA afirmó:  “Cuando existe una brecha como ésta, los insumos van por el ascensor y lo que nosotros vendemos van por la escalera y eso genera mucha distorsión en un negocio como es el agropecuario. Ya tenemos el antecedente de que, cuando se disparan las brechas, los costos al campo suben enormemente”.

Una de las consecuencias de estas negociaciones y relaciones tensas fue el despido la semana pasada del secretario de Bioeconomía, a pedido del ministro Caputo desesperado por la escasez de divisas. Necesitaba un negociador propio en su representación en el área para poder encarrilar las relaciones de manera directa con el sector. Bajo presión Javier Milei echó a Fernando Vilella, hasta entonces secretario de Estado y en su lugar quedó Sergio Iraeta más ligado a su entorno personal. 

Es necesario entender que el ministro de economía no puede levantar el cepo cambiario, una de las principales promesas del gobierno para los exportadores de soja, debido a que la escalada inflacionaria sería imparable en medio de una corrida cambiaria y sobre todo por la misma falta de dólares para afrontarlo.  

Todos sabemos que en economía las reglas del juego no se basan en el respeto moral o las buenas intenciones sino que la razón de mercado es la ganancia y la alta rentabilidad. Esto es todo lo contrario a la soberanía alimentaria del pueblo argentino. Cuánto podrá aguantar esta presión el gobierno sin devaluar es toda una incógnita. Pero una cosa es tener libertad de mercado para hacer negocios con las oleaginosas y otra cosa es querer pagar salarios de 150 dólares, no tributar retenciones y vender todo al mercado exterior o interior a precios internacionales. Eso no existe en ningún país del mundo.