La emblemática Catedral de Buenos Aires abrió sus puertas para darle de comer a unas 160 personas, transformando la icónica iglesia en un comedor popular, al menos por unas horas.
La foto es potente: una fila larga de mesas con caballetes y de fondo, el altar dorado en donde tantas veces los Arzobispos han señalado el crecimiento de la pobreza y la marginalidad frente a la mirada atenta de los presidentes. Algo que ocurre tradicionalmente en fechas vinculadas con la renovación de la política, o fechas patrias.
La última vez, el actual arzobispo de la Catedral de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, pidió “no hacerse los tontos” con la situación social en la Argentina, y sutilmente le marcó al gobierno de Javier Milei que deje de poner “excusas de adolescentes” para tratar temas urgentes, como lo es la entrega de 5 millones de kilos de alimentos retenidos en galpones, que debían ser repartido en comedores populares.
Por ese motivo, la foto de una Catedral abierta dándole de comer a quienes lo necesitan, fue todo un mensaje. La idea comenzó a tomar forma a partir del padre Gastón Colombres, quien preside la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Villa Oculta, y del Padre Tonga.
El Arzobispo García Cuerva lo mea a Milei en la cara. Muchas gracias padre… pic.twitter.com/4VtWwuQeov
— M (@MatiConurbasic) May 25, 2024
La cena que se llevó a cabo en la Catedral fue denominada “encuentro de caridad” y allí se sumaron los Hogares de Cristo (centros de rehabilitación ideados en 2008 por los curas villeros y el Papa Francisco) y organizaciones como la Red Solidaria, la cual generalmente contribuye con una olla popular en la Plaza.
“Creo que compartir una mesa todos juntos, con los olvidados y caídos del sistema, en estos tiempos tan difíciles, era un mensaje que teníamos que dar como Iglesia“, aseguró el Padre Tonga a Página/12. “Fue un llamado a redoblar los esfuerzos para acompañar a los que menos tienen. No quisimos que sea un encuentro vinculado a la política, pero sí a la realidad”, agrega.
En solo seis meses de mandato del gobierno de Javier Milei, los salarios cayeron un 15%, la capacidad de compra un 24%, así como la inflación se acumuló un 65%. Por su parte, los números de pobreza e indigencia todavía no fueron medidos por el Indec, pero fuentes de peso como el informe del Observatorio Social de la UCA, asegura que el país ya tiene más de 55% de pobreza.