Una inflación desbocada, aumento de tarifas y -sobre todo- declaraciones cruzadas entre el presidente Alberto Fernández y el kirchnerismo, hacían tambalear la estabilidad del Frente de Todos y amenazaban un punto de no retorno. Pero, si bien esa tempestad todavía sacude el barco del oficialismo, una serie de medidas que tomó el Poder Ejecutivo generaron una extraña calma al interior del gobierno.
Ahora, la presentación del proyecto de “Renta inesperada”, significó un guiño a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y volvió a consolidar un clima de unidad, como hacía muchos meses no se percibía. Más si se tiene en cuenta que la salida de Matías Kulfas en el ministerio de Producción, había dejado otra vez una marca de fuego en la Casa Rosada.
Es que durante los ya tres años de la gestión de Alberto Fernández, solo se había podido experimentar esa atmósfera de verdadera unidad cuando el presidente anunció la expropiación de la empresa de alimentos Vicentin, algo que finalmente se frenó y terminó en la nada.
Algo similar ocurrió con el esfuerzo en conjunto para sobrepasar la pandemia, la destacable actuación del Estado para conseguir vacunas y evitar miles de contagios y muertes.
Pero pasado el riesgo máximo del coronavirus, la situación económica estalló como el verdadero problema que debía atender el gobierno y de nuevo, los chispazos internos se aceleraron. Mientras desde el kirchnerismo se pedían medidas más rápidas y concretas, el albertismo pedía calma y ensayaba consensos con el sector más poderoso de los empresarios.
El impuesto a la riqueza que se aprobó en el Congreso a finales del 2020, fue un impás para lograr que las aguas se aquietaran en las entrañas del Frente de Todos. Pero era predecible que durara poco.
A fines del año pasado y a comienzos de este, las declaraciones cruzadas entre el presidente y su vice, escalaron al punto máximo y la integralidad de la coalición de gobierno, parecía romperse en cuestión de horas. De hecho, por aquellos días, una serie de ministros que responden al kirchnerismo le presentaron la renuncia al presidente, que por momentos tuvo a su merced la posibilidad de cortar camino y conformar un gobierno que no contara con esa fuerza política en su Gabinete. Pero Alberto Fernández no se precipitó y otra vez, la tormenta política se pudo aguantar.
Aun así, el nudo de la cuestión entre ambos sectores al interior del gobierno se posó sobre el ministro de Economía Martín Guzmán y el acuerdo que el gobierno presentó con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Luego de que el Ejecutivo anunciara los detalles, Máximo Kirchner renunció a la presidencia del bloque del FdT en la Cámara de Diputados de la Nación y volvió a generar un cisma en el Frente de Todos.
Pero desde aquel preciso momento de máxima tensión en el oficialismo, al menos tres proyectos que lograron consenso entre los diversos sectores que conforman el gobierno, amplificaron la estabilidad y la proyección.
Se trata del proyecto de ley para crear un impuesto que afectará a quienes hayan fugado bienes y dólares sin haberlos declarado: fondos que podrían recaudar un total de 20 mil millones de dólares y que servirían exclusivamente para pagar parte (casi la mitad) de la deuda con el FMI.
Pero también otros dos más: el proyecto del presidente Alberto Fernández para ampliar la Corte Suprema de Justicia a 25 miembros (con representación de las provincias y paridad de Género) y el proyecto de renta inesperada, que este lunes anunció el presidente y el ministro Guzmán.
¿Se podrá ahora llegar a un 2023 con menos conflictos internos y mayor fortaleza en la gestión? Suceda lo que suceda, todo parece indicar que el tiempo es ahora.
Renta inesperada por la guerra
En la presentación de la renta inesperada, el presidente Alberto Fernández defendió al proyecto asegurando que no se trata de una “obligación del Frente de Todos, sino de todos los diputados y senadores” porque consideró, “necesitamos que en una situación tan ingrata unos pocos no ganen tanto en desmedro de las inmensas mayorías”.
El proyecto de ley ya había sido anunciado por el ministro Guzmán hace un mes y medio atrás y plantea un impuesto único a aquellas empresas y personas que durante el último año, hayan registrado ganancias superiores a los mil millones de pesos. Pero, específicamente, se les cobrará a quienes hayan obtenido un “shock” a partir de los efectos económicos que generó la guerra entre Rusia y Ucrania.
Este último punto está dirigido al sector productor de alimentos y de la energía, quienes por el encarecimiento mundial del trigo, petróleo y gas, generaron ganancias millonarias. Todo esto, en el marco de un país con más de 40 puntos de pobreza y con una inflación que podría superar ampliamente el 60% en 2022.
“Esa ganancia que nadie esperaba tener, porque nadie esperaba una guerra de estas características, no llega al conjunto social. En la Argentina tienen un efecto dual, porque ganamos vendiendo trigo porque el trigo sube, pero a la vez nadie desacopla los precios internos, que entonces suben a la par del precio internacional”, manifestó Alberto Fernández.
Por su parte, el ministro explicó que uno de los parámetros para aplicar la alícuota especial es que el margen de ganancia en el 2022 sea superior al 10 por ciento y que también se aplicará cuando “el aumento de margen de ganancia en 2022, en relación a 2021, haya crecido en un 20 por ciento o más”. Vale aclarar que esta medida de emergencia fue aprobada por el FMI, lo cual explica también la decisión del gobierno.
A su vez, ya se ha aplicado en varios países del mundo, como Gran Bretaña, España, Suecia, Noruega y Finlandia.
Para finalizar, el mandatario expresó a modo de síntesis que “si unos ganan mucho mientras millones se empobrecen, eso no es una sociedad, se parece más a una estafa”.