La llegada de la Jefa del Comando Sur al país durante el próximo fin de semana no es una sorpresa en este contexto internacional. Laura Richardson se reunirá con el ministro de Defensa, Jorge Taiana, para negociar la compra de aviones y, aunque todavía no está confirmado de forma oficial, probablemente mantendrá un encuentro con otros funcionarios del gobierno de Alberto Fernandez.
Richardson, que ganó destaque y generó repudio a partir de sus dichos sobre la importancia estratégica por sus recursos naturales de la región, arriba al país con un objetivo claro: presionar al gobierno argentino para que este disminuya o, en el mejor de los casos, paralice, toda y cualquier negociación con China. Para Estados Unidos, la influencia del país asiático representa una amenaza a su seguridad nacional, una lectura en línea con la vieja doctrina Monroe, que entiende a los países de América Latina como parte de su territorio.
La búsqueda para que Argentina y otros países de la región suspendan sus vínculos con Rusia y China, el nuevo “eje del mal” al que Estados Unidos busca combatir comenzó una nueva ofensiva en varios frentes: a través de organismos multilaterales como el FMI para imponer una política económica que atienda los criterios de ajuste establecidos por este órgano y las empresas a las cuales representa, y la OEA, que tiene el papel de fiscalizar oficialmente cuáles gobiernos son democráticos y cuáles no.
La embajada de Estados Unidos en los diferentes países latinoamericanos también cumple una función similar. A través de acuerdos con las élites económicas y clase política locales, los norteamericanos hacen valer su voluntad en beneficio propio, aún llevando a los países a crisis profundas, como es el caso de Perú en los últimos años, principalmente luego de la victoria electoral de Pedro Castillo y del golpe parlamentario que lo destituyó. Colombia también es ejemplo de ello, país que pese a llevar el título de la democracia más larga del continente, encabeza el ranking de países que más asesina líderes sociales en el mundo.
El Comando Sur, dirigido por Laura Richardson, si bien no califica como organismo multilateral ya que se trata de una unidad del Pentágono, tiene como principal objetivo promover y hacer valer los intereses de Estados Unidos en la región a cualquier costo.
La búsqueda por disminuir y hasta anular la presencia china en la región se profundiza en la medida en que Estados Unidos pierde influencia en otras zonas geográficas. Los recientes acuerdos entre Irán y Arabia Saudita (socio estratégico de Estados Unidos en Medio Oriente) para la retomada de las relaciones diplomáticas mediado por China, se suman a diferentes iniciativas de integración económica con India, Rusia, Pakistán y otros países asiáticos.
A su vez, la búsqueda de un sector de la clase dirigente europea de consolidar cierta autonomía respecto de la influencia de Estados Unidos -evidenciada tras la visita de Macron a Xi Jinping y sus declaraciones acerca de como Europa debe ser un equilibrio entre Estados Unidos y China– dan cuenta de una pérdida de influencia progresiva de parte de Estados Unidos. La guerra en Ucrania, impulsada por el imperialismo a través de la OTAN, significó un golpe duro para la Unión Europea en términos económicos, uno de los motivos principales por los cuales se busca un alejamiento.
Esta pérdida de influencia se ve incluso en América Latina, con el anuncio de Brasil y China sobre las transacciones en reales y yuanes, un golpe directo al dólar en plena decadencia de su hegemonía. También en Argentina, en donde se acordó con empresas chinas la construcción de una central nuclear.
La vuelta de Richardson para Argentina, cuyo motivo oficial son las negociaciones para la compra de aviones, muestra la intención concreta del imperialismo norteamericano de dar batalla para asegurar su control estratégico sobre esta parte del globo. Mientras se acelera la transición hacia la multipolaridad, América Latina se vuelve cada vez más importante por sus recursos, con lo cual debemos esperar cada vez más visitas como las de Richardson y mayor injerencia estadounidense en cada uno de los países de la región.