Todavía falta más de dos meses para la fecha que el gobierno nacional tiene en mente en búsqueda de lograr un triunfo político y acuerdos con las provincias: el Pacto de mayo buscará consolidar una foto con el presidente Javier Milei y los gobernadores, el 25 de ese mes, en Córdoba.
Sin embargo, si bien todavía hay mucho tiempo, cada día que pasa es una incógnita, ya que las relaciones entre Casa Rosada y las provincias, varían constantemente.
Este viernes, el gobierno tenía previsto reunirse con un conjunto importante de mandatarios para ir encaminando un pre-acuerdo de cara al Pacto de mayo. Pero a pocas horas del encuentro, los gobernadores que habían aceptado la convocatoria comenzaron a poner “peros”.
Son el caso del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, el el santafesino Maximiliano Pullaro y el cordobés Martín Llaryora quienes rechazaron que el Pacto apruebe esencialmente lo que se rechazó en la Ley ómnibus, a cambio de cierto “alivio fiscal” para las provincias.
“Les vamos a plantear un camino hacia el 25 de mayo y darle contenido a ese acuerdo de 10 principios básicos para cambiar la economía de Argentina y simultáneamente conversaremos sobre un acuerdo fiscal para resolver los temas que las provincias tienen sobre recursos”, dijo el ministro del Interior, Guillermo Francos, horas antes de enterarse de las declaraciones de gobernadores dialoguistas y el faltazo del mandatario sanjuanino Marcelo Orregó y el mendocino Alfredo Cornejo, que se encuentran participando de una exposición minera en Canadá.
Por todo esto, el gobierno recalculó y cambió la estrategia: temiendo una foto que licúe desde un comienzo la convocatoria en Casa Rosada, descartó un gran encuentro con gobernadores y aclaró que -en cambio- realizará reuniones personales con los mandatarios.
Aunque el gobierno no lo pueda admitir, el Pacto de Mayo será difícil de aprobar si provincias como Buenos Aires, rechazan abiertamente lo que propone Javier Milei.
El pasado lunes, el gobernador Axel Kicillof criticó la convocatoria, al señalar que “más que una invitación parece una amenaza” y que “si se trata de encuentros para fotos y marketing, arranquen nomás si no llegamos”.
El rechazo de Kicillof empoderó a otros mandatarios que ya habían puesto el grito en el cielo, tal como el gobernador riojano, Ricardo Quintela, el pampeano Sergio Ziliotto, el fueguino Gustavo Melella y el formoseño, Gildo Insfrán.
“Las canchereadas están fuera de lugar. Todavía nadie lo invitó. Si se pone en esa posición, es difícil invitarlo”, respondió el ministro Frascos, que teme que de acá al 25 de mayo la convocatoria vuelva a flaquear y los acuerdos con los gobernadores jamás lleguen.
Si eso sucede, teniendo en cuenta que el gobierno no pudo aprobar todavía ninguna de sus leyes, los consensos políticos entrarán en un pantano peligroso.