Sequía, dólar agro, especulación y el campo que llora

La sequía de los últimos años le sirve al sector agroexportador para presionar al gobierno en devaluaciones constantes o regímenes de incremento exportador. Sin embargo, hasta diciembre del 2022, este sector mostró grandes márgenes de ganancias.

El Gobierno nacional oficializó el pasado lunes la entrada en vigencia del nuevo “dólar agro” mediante la reglamentación de la tercera versión del “Programa de Incremento Exportador 2023”.

La medida anunciada por el ministro de Economía, Sergio Massa, beneficiará a más de 69.000 productores que se vieron afectados por el impacto de la sequía. Para la soja se encontrará vigente en las operaciones de compraventa efectuadas hasta el 31 de mayo de 2023, mientras que para las economías regionales hasta el 30 de agosto.

El nuevo “dólar agro” cotizará a $ 300 para el complejo sojero y economías regionales, y no a $210 como opera el dólar oficial. Se trata de un beneficio para el sector más concentrado de la economía de 90 pesos por dólar con el objetivo de lograr la liquidación de divisas estimada en US$ 9000 millones.

La sequía

Es cierto que desde 2019, gran parte de Argentina y países vecinos vienen experimentando condiciones de sequía. En los últimos cuatro meses de 2022, se recibió solo el 44 % de la precipitación media, lo que se traduce en el menor valor en 35 años.

La Bolsa de Comercio de Rosario realizó estimaciones de producción total de soja y maíz. Para la presente campaña se obtendrán 7,5 millones de toneladas menos de las proyectadas inicialmente para los mencionados cultivos. Mientras que el país obtendrá en la cosecha 2022/2023 una producción cercana a las 27.021.901 toneladas de soja, el valor más bajo de la última década.

En las proyecciones con respecto a las exportaciones de los granos y sus derivados, los ingresos de divisas caen a USD 21.740 millones, unos USD 13.950 millones por debajo de la anterior campaña y USD 14.240 millones por detrás de lo que se proyectaba al momento de las siembras. 

El campo que llora 

Sin embargo, desde hace 10 años el campo no tiene una cosecha mala. La última fue en 2008, tras la fuerte discusión contra las retenciones que había propuesta la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. 

Esa buena racha lo demuestra el último informe anual de la Bolsa de Rosario. Desde la campaña 2010/2011 el área sembrada, la producción y el rinde se mantuvieron en niveles estables teniendo años superiores y solo la campaña del 2011/12 con números por debajo del promedio. 

El rinde (rendimiento), que es la medida de la cantidad de un cultivo cultivado, o producto por unidad de superficie de tierra, se mantuvo por encima de los 3.000 kilos por hectárea producida durante la última década, a excepción de la campaña 2011/12, en el total país contando todas las cosechas. 

Incluso, la campaña 2021/22 de soja, que sufrió fuertemente la sequía, cerró con un volumen de 43,3 millones de toneladas, es decir un incremento de 0,5% respecto al ciclo anterior. 

La campaña 2021/2022 de la soja cerró con un saldo superior en 200.000 toneladas respecto a temporada 2020/2021, gracias a una mejora en los rendimientos obtenidos, ya que la superficie implantada fue de 600.000 hectáreas inferior a la del período previo. Con menos, el campo ganó más. 

La idea de un estado de crisis del campo se derrumba si tomamos los datos de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan el 48 % de las exportaciones argentinas. 

En diciembre, anunciaron que durante el último mes del 2022 las empresas del sector liquidaron la suma de 3.706.639.602 dólares; representando un 34 % superior al mes de diciembre del 2021 y un 112 % superior a noviembre de 2022.

El monto liquidado en todo el año 2022 ascendió a US$ 40.438.170.941. Siendo el mejor año desde que se llevan registros, y representando un 22% mayor a 2021.

La especulación 

Según el Monitor Agroindustrial difundido por la Ciara – CEC, las ventas de soja de la campaña 2021-2022 llegaron a las 36,6 millones de toneladas. El informe de la Bolsa de Buenos Aires marcó que para esa campaña la producción llegó a las 43,3 millones de toneladas. 

Clarita la cuenta. El campo mantiene de las campañas anteriores unas 6 millones de toneladas, que equivalen a 3400 millones de dólares. El campo cuenta en público las pérdidas en las cosechas de trigo, maíz y soja como consecuencia de la sequía, pero no mencionan los márgenes de rentabilidad obtenidos hasta diciembre del año pasado.

Tampoco publican cuánta soja permanece almacenada en silo bolsas. Las ganancias están guardadas, mientras que utilizan las perdidas de la campaña 2022/23 para presionar al gobierno con una devaluación, algo a lo que ya accedió con el dólar soja 1, 2 y el actual dólar agro.