“El conflicto con Malvinas es el más grande en todo el planeta tierra”, denominó Hugo Robert, ex combatiente y vicepresidente del Centro Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), a la actual ocupación de los británicos en tierras argentinas.
El escándalo del ex vicecanciller argentino Carlos Foradori, al firmar un acuerdo con el ex Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido Alan Duncan en estado de ebriedad, pareciera haber estimulado nuevas preguntas acerca de la enorme pérdida de soberanía que arrastra la Argentina desde hace décadas.
El acuerdo Foradori-Duncan suspendido al asumir el gobierno de Alberto Fernandez mencionaba, “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas. Específicamente lo relacionado a comercio, pesca, navegación e hidrocarburos”. Y al mismo tiempo cooperar con información sobre el Atlántico Sur al país usurpador.
¿Información sobre qué? ¿Por qué es tan importante el Atlántico Sur? ¿Qué rol estratégico ocupa Malvinas en el desarrollo del país? Para entender eso, Robert busca ir un paso más y remarca la importancia de “reconocernos como Nación Marítima”. Aunque para eso es necesario transformar el ADN Argentino… ¿Cómo se incorpora el mar a nuestras vidas?
El único país del mundo que pesca y no come
“Podremos hacerlo a medida que el mar pueda alimentar y generar empleo; dos cosas que históricamente al país le ha costado mucho”, admitió el ex combatiente de Malvinas.
Argentina está dentro de los 20 países más pesqueros del planeta. Con la diferencia que de todos ellos, es el único que pesca para exportar y no para comer.
Más del 90% de lo que se pesca se exporta como materia prima en manos de 127 empresas. El principal comprador es la Unión Europea; el mayor importador de productos pesqueros a nivel mundial. Seguido de Estados Unidos, Japón y China, quienes concentran el 74% de las importaciones mundiales. Las fuentes laborales de los argentinos relacionadas a la pesca, indican apenas unos 25 mil trabajadores registrados, según el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial.
“A la pesca en Argentina le han quitado la pata social. Se la mira solo desde el equilibrio biológico y desde la economía”, remarca Hugo Robert. Durante el 2020, las exportaciones de productos pesqueros alcanzaron los 1.700 millones de dólares
A la pesca siempre se la ha mirado como una generadora de divisas. Incluso se la compara con el petróleo, la soja, o la agricultura. Con una gran diferencia; el pescado es del Estado. Tal como indica la Ley Federal de Pesca 24.922; “los recursos vivos existentes en la Plataforma Continental Marina son de dominio y jurisdicción exclusivos del Estado Nacional”. (Artículos 3 y 4) ¿Y qué hace el Estado con eso? Divisas; lo inserta casi todo en el comercio internacional.
Malvinas: una economía a base del pescado
Luego de la guerra de Malvinas, la Cancillería Argentina le transfirió los derechos de una Zona Económica Exclusiva al Reino Unido, otorgándo la exclusividad de pescar en el radio de las 3 millas circundantes a la isla.
En el año 82´, la disputa era por 15 mil km cuadrados; las islas y las tres millas que las circundaban, lo que se denomina Mar territorial. Sin embargo actualmente los británicos ocupan 1 millón 800 mil km2, y tienen una pretensión de más de 2 millones sobre la plataforma.
Posterior a la guerra, y con el avance en la explotación de recursos, la isla se transformó en uno de los PBI más altos del planeta, provenientes en un 60% de la pesca que deja 193 millones de dólares por exportaciones al año.
Las flotas extranjeras consiguen los banquetes más grandes en el Atlántico sur, sacando anualmente 250 mil toneladas de pescado. Además, el Reino Unido cobra por las 230 licencias ilegales que le concede a buques de bandera china, indonesa, estadounidense, rusa, y española, para pescar especies como el Calamar y la Merluza Negra.
Por otro lado, no existen regulaciones científicas ni ambientales en Malvinas. “Uno no cuida lo que usurpa porque no es suyo”, asegura Hugo Robert. Es por eso que los británicos carecen de organismos que cumplan la función de investigar. “Durante los tres años que funcionó el acuerdo, se apropiaron de toda la información científica e ictícola del Atlántico Sur que recopiló nuestro país durante más de 40 años a través del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP)”, explica el ex combatiente e integrante del CECIM.
“Un mar lleno de proteínas y un país que se muere de hambre”
El consumo local de productos pesqueros en el país es bajo; se aproximan a unos 7 kg por persona el año, casi tres veces menos del promedio mundial (19,2 kg). “Tenemos un mar lleno de proteínas, y un país que se está muriendo de hambre, con pibes engordados con harina en los comedores”, declaró Robert.
Tras una extensa tarea de investigación articulada con especialistas marítimos, el CECIM presentó ante el Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense, el proyecto piloto de Pesca Social y Soberana, que impulsa la donación y distribución del pescado capturado en más de 80 comedores de La Plata. “Llevamos más de 30 toneladas entregadas”, confirmó el exsoldado.
La propuesta a la que adhiere también el Consejo Social de la UNLP, busca la recuperación de barcos estancados en varios puertos del país, a través de su reparación en Astilleros Nacionales. “Las empresas renuevan sus embarcaciones y los barcos que funcionan perfectamente quedan abandonados. Pedimos que el Estado los adquiera y los ponga a disposición”, manifestó el presidente del CECIM
“Una flota mediana de entre 15 y 20 metros de eslora puede pescar entre 750 y 800 mil toneladas de pescado por año. Con solo 2 mil toneladas se le podría dar de comer a todos los comedores de La Plata, Berisso y Ensenada una vez por semana anualmente”.
Un país que le da la espalda al mar
En 2016 la ONU reconoció la nueva superficie de la República Argentina, extendiéndose a 10 millones de km cuadrados. Para graficarlo, solo 25% de este total es superficie continental y el resto es agua y la Antártida. En ese marco se impone pensar a la Argentina como país bicontinental, ya que ocupa parte de América y también una porción de la Antártida.
Reclamar por la soberanía de Malvinas, es también reconocer a la Argentina como nación marítima. No solo por la responsabilidad de conocer lo que se reclama, sino también, la vinculación con el mar pareciera ser otro condimento más para agregarle a la fórmula del desarrollo económico argentino.
“Hasta que no entendamos a la pesca social como productora de alimentos y gran fuente de trabajo, va a ser muy difícil que los argentinos se enamoren del mar”, aseguró Robert.
¿Hay propuestas concretas? Más reconocimiento del sector que alimenta; la pesca artesanal, la participación de empresas e industrias pesqueras nacionales, y el desarrollo de la ciencia y la tecnología destinada al Atlántico Sur, parecieran ser algunos horizontes que nos permiten vislumbrar un real acercamiento al mar como fuente de trabajo y alimento.