China aumenta las inversiones a nivel mundial

El gigante asiático crece de manera sostenida y viene invirtiendo en varios países del mundo. Acuerdos comerciales e impacto en la economía doméstica.

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Varias personas caminan frente a un mapa que muestra los distintos tipos de peonías que crecen a lo largo de los países de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en una exhibición botánica en Pekín. Foto: Reuters

En estas últimas semanas se consolidaron dos importantes tratados comerciales para la República Popular China: por un lado, la Nueva Ruta de la Seda, por el otro, la Asociación de los Países del Pacífico. 

En el marco de la Nueva Ruta de la Seda (BRI, por sus siglas en inglés) se afianza la relación con los 29 países que la integran. Dos de las inversiones más grandes son en Italia y Grecia, para el desarrollo de la actividad portuaria, aunque también se propone crear vías terrestres que comuniquen al gigante asiático con Asia Central y Europa, un proyecto anunciado por el presidente Xi Jinping en 2013.

El BRI está pensada con el espíritu de la antigua Ruta de la Seda, durante la China imperial. Antiguamente, dicha ruta funcionaba como un conjunto de redes comerciales que comunicaban Asia y Europa. Su recorrido comenzaba en China y atravesaba todo el continente asiático hasta llegar al europeo.

En la actualidad, la BRI está compuesta por 44 países de África, 42 de Asia , 29 de Europa , 19 de América Latina y el Caribe, y 10 de Oceanía. En todos estos países China ha firmado acuerdos de cooperación en materia económica, sanitaria, cultural, digital y medioambiental, entre otras áreas. Cada uno de los gobiernos de los países que acuerda con China expone sus intereses políticos y económicos y eso determina la naturaleza de los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda.

El otro acuerdo comercial de relevancia es la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) formada por quince países de Asia y Oceanía, en lo que se conoce como la mayor asociación comercial del mundo. El espacio abarca 2.100 millones de consumidores y el 30% del PIB mundial. 

Como principal promotor aparece China seguido de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, junto a los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), integrada por Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia, Filipinas, Vietnam, Myanmar, Camboya, Laos y Brunei. El gran ausente regional que no forma parte de la BRI ni de la RCEP es India, aunque según autoridades chinas puede participar si tiene intenciones de hacerlo.

Si bien en la BRI y en la RCEP coexistan bloques de países, está claro que el gran articulador es China, entonces las negociaciones se realizan de manera bilateral de acuerdo a los intereses de cada territorio. 

Dentro de China

El gigante asiático no sólo es el gran exportador del mundo y el mayor productor industrial, sino que está creciendo a lo interno y también es el mayor importador de productos agroindustriales. Nunca antes China se había enfrentado con este escenario, es por eso que diversifica la forma de relacionarse financieramente con los países del mundo.

Durante el 2021 las exportaciones chinas subieron un 21,4% respecto al año 2020, mientras que las importaciones crecieron un 31,7% respecto a ese mismo año, según AP News.

Las exportaciones chinas se vieron impulsadas por la demanda extranjera en un momento en el que otros competidores globales se ven afectados por los controles contra el COVID-19. El gigante asiático vio en este escenario una oportunidad y fue una de las razones de que en 2020, el peor año de pandemia, haya sido la única potencia mundial con crecimiento económico. 

Debido al crecimiento poblacional, la erradicación de pobreza extrema y el alto consumo interno, la producción propia de alimentos no alcanza y es necesario importar productos. El primer desafío para pensar en el futuro del pueblo chino es la población. La cantidad de habitantes en China es de aproximadamente 1.400 millones, que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) representa el 18,25% de la población global.

Otro de los elementos que implican un desafío para China es correrse del podio como primer productor de CO2. Desde el gobierno buscan reducir su pico antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono antes de 2060. Las exportaciones también juegan un rol muy importante para la economía china y se hace necesaria una producción más amigable con el planeta para sostenerse como líder a nivel global.

El gigante asiático está demostrando un gran crecimiento a nivel interno y externo, con todo lo que eso significa, y algo resulta cada vez más evidente: China necesita al mundo y el mundo necesita a China.