El ministro de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, anunció que se tomará licencia “temporaria” de su cargo, luego de (no) dar explicaciones sobre los chats que lo vinculan a armado de causas con la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Pese a la licencia que se tomó el funcionario porteño, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta salió a respaldarlo nuevamente: “Yo confío en Marcelo D’Alessandro y valoro y apoyo el trabajo que viene haciendo al frente del Ministerio. Y valoro también su decisión de tomar una licencia mientras pone a disposición toda la información para desenmascarar esta operación del kirchnerismo”.
En el último mes, D’Alessandro se vio involucrado en dos grandes escándalos a partir de la filtración de chats de su teléfono personal. El primero de ellos fue la cumbre con jueces, fiscales, exagentes de la AFI financiado por el Grupo Clarín en Lago Escondido, con quienes posteriormente se complotarían para encubrir el delito de dádiva.
Días después, la filtración de chats del ministro de Seguridad y Justicia porteño apuntarían a reuniones en el restaurante “El Secreto” del hotel Four Seasons con Silvio Robles, mano derecha del juez supremo Horacio Rosatti donde discutirían la sentencia en la causa por la coparticipación entre Nación y CABA, y la definición sobre quienes serían los integrantes del Consejo de la Magistratura.
Entre otros chats, D’Alessandro parece ahorrarle multas y aceitarle contratos a Marcelo Violante, titular de Dakota S.A. y de BRD, las dos firmas que operaron durante dos décadas el estacionamiento medido en la ciudad y el acarreo de los automóviles que lo incumplen.
Mientras Rodríguez Larreta apuntó a Casa Rosada como gestor del ataque y a Rodolfo Tailhade como artífice de la operación de inteligencia, otros miran puertas adentro del PRO para entender la naturaleza de la disputa.
Es que históricamente, la interna del PRO se ha resuelto a partir de operaciones de inteligencia. Fue el propio Mauricio Macri quien inauguró ese tipo de maniobras como manera de entender la política. Primero con espionajes ilegales a opositores, pero también con escuchas ilegales a su propia fuerza política con el objetivo de controlarla y disciplinarla.
En ese sentido, no podemos olvidarnos de que dirigentes como Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli y María Eugenia Vidal fueron espiados por orden de Mauricio Macri. Tampoco que la exgobernadora Vidal montó una mesa judicial para perseguir a dirigentes sindicales, y que las familias de las víctimas del ARA San Juan también fueron escuchadas ilegalmente.
Las sospechas de una operación interna se alimentan con la filtración de presuntos chats entre D’Alessandro y Augusto Troncoso, fiscal en lo Criminal y Correccional N°55 de la Ciudad de Buenos Aires, quién firmo una denuncia contra el legislador Gerardo Milman la cual ahora es parte de un proyecto de expulsión del legisador de la Cámara de Diputados de la Nación.
D’Alessandro, hombre de confianza de Larreta, y Milman, hombre de confianza de Bullrich, se ven envuelto en dos carpetazos marcados por la interna del PRO de cara a las presidenciales del 2023.
El hombre de Larreta cayó ante una ráfaga de chats, mientras que Milman involucrado por el intento de asesinato contra Cristina Kirchner y también en lazos con una empresa contratista del Estado que le había facilitado un auto a su nombre, tuvo que bajar su perfil y refugiarse en la Cámara de Diputados.
Todo esto, en pleno año electoral en donde varios dirigentes de la oposición quiere asomar la cabeza para candidatearse. Con este clima, ¿Seguirá la guerra interna en el PRO?