El oficialismo se encamina a definir las candidaturas mediante una PASO, tal y como pretendía el presidente Alberto Fernández en noviembre de 2021. Pese a la insistencia de los sectores del kirchnerismo de cerrar una candidatura única, fue el ministro del interior, Eduardo “Wado” De Pedro el que confirmó que las facciones políticas del Frente de Todos estaban negociando una “PASO de dos fórmulas” para el mes de agosto.
Si bien la condena y posterior renunciamiento por proscripción a Cristina Fernández de Kirchner pateó el tablero en el frente electoral, no la corrió del lugar de referenta más importante del espacio y la persona que más votos aglutina. Si bien muchos y muchas todavía no descartan que la vicepresidenta revea su decisión (con operativos clamor por su candidatura incluidos) hay nombres que vienen danzando y pican en punta para ser la opción de un Frente de Todos que llegará a las elecciones en una situación económica y social muy difícil.
Alberto Fernández declaró recientemente en una entrevista con Tomas Rebord que su objetivo está centrado en “que gane el Frente de Todos” y no en su reelección, a la vez que subrayó que se puso como meta también “democratizar” al peronismo como sistema político de toma de decisiones políticas. En la práctica, lo que las PASO ha generado en este tiempo es un mapa político en el que parecen imponerse los frentes político electorales, que se han mostrado efectivos a la hora de ganar elecciones pero con muchas complejidades a la hora de gobernar.
Sin embargo, en la medida que la gestión del actual presidente no logre resolver el problema de los bajos ingresos de los trabajadores, sus chances electorales se alejan cada vez más. La publicación de los números de pobreza difundidos la semana pasada por el INDEC son elocuentes en ese sentido, pese al bajo desempleo y a los números que efectivamente muestran una economía en crecimiento y con ganancias extraordinarias debido a la guerra en Ucrania. La recordada frase de Cristina en 2020, en donde advertía “que el crecimiento no se lo lleven cuatro vivos”, tristemente se está cumpliendo.
Por su parte, las chances electorales del ministro de economía Sergio Massa están fuertemente atadas al desarrollo de la economía durante este año, y los pronósticos no son los que el líder del Frente Renovador necesita y esperaba para encarar su proyecto presidencial. Es que Massa había anunciado allá por diciembre que proyectaba una inflación en torno al 4% en el mes de abril. Con los números de enero y febrero en 6%, su situación se complejiza.
En ese escenario lo que parece prefigurarse en el oficialismo es una PASO en con una fórmula respaldada por el kirchnerismo y otra respaldada por el presidente Alberto Fernández y el peronismo no kirchnerista. La elección legislativa de 2017 funcionó en su momento como una suerte de PASO virtual entre Cristina, Massa y Randazzo, que entre los tres sumaron cerca de 52% de los votos en la provincia de Buenos Aires. En 2019 la fórmula Fernández-Fernández alcanzó el 48% de los votos. En este caso la PASO contendría a ambas facciones en un mismo espacio político con al menos dos candidatos.
Las opciones del kirchnerismo
Así las cosas los que podrían “tomar el bastón de mariscal” que dejó vacante CFK en las candidaturas, se reducen a dos figuras fuertemente ligadas a ella. El primero es el ministro del interior Eduardo “Wado” De Pedro, quien se viene moviendo como candidato desde hace varios meses pero que por el momento no ha confirmado abiertamente sus aspiraciones presidenciales (“Todo en su medida y armoniosamente”).
Según trascendió, en el kirchnerismo van a lanzar el operativo “10 semanas de Wado de Pedro”, que básicamente significa el intento por instalar la figura del ministro del interior como candidato presidencial. Según algunos estudios de opinión, el ministro no absorbería la totalidad de los votos de CFK como se especula.
El otro candidato posible es Axel Kicillof, quien está enfocado en conservar su rol de gobernador de la provincia de Buenos Aires, pese a la insistencia de Máximo Kirchner, que incluso insinuó públicamente que debería ser el candidato presidencial. Desde La Cámpora no descartan del todo esa opción, quizás porque también buscan quedarse con la gestión de la provincia más populosa del país. Desde el entorno del actual gobernador confirman que busca continuar al mando de la provincia, pero una directiva de su jefa política podría cambiar ese escenario.
La candidatura no kirchnerista
Durante toda la gestión del Frente de Todos hubo un sector que se encolumnó detrás del presidente Alberto Fernández, no tanto por convicción en lo que él representara, sino más por oposición a Cristina Kirchner. El llamado “albertismo” estuvo compuesto por una serie de ministros, referentes y movimientos sociales que no querían formar parte del sistema kirchnerista en la toma de decisiones. El Presidente insistió una y otra vez en que el no iba a fundar el albertismo.
Entonces esa otra candidatura sería una armada en oposición al kirchnerismo. Hasta ahora el único que ha blanqueado esas intenciones fue Daniel Scioli, que cobró volumen como embajador en Brasil y casi cobra uno aún más grande en su corta gestión en el Ministerio de Producción de la Nación.
La decisión al respecto de Sergio Massa permanece como una incógnita, aunque es conocida su rivalidad con quien fuera candidato a presidente en 2015. A la vez, sus vínculos con el kirchnerismo se recompusieron durante estos años, más por mutua necesidad y conveniencia que por simpatías.
Las próximas semanas serán vitales para conocer si este camino de una PASO con dos listas cobra forma o se diluye en otras sorpresas electorales.