El sábado pasado un grupo de referentes de La Libertad Avanza lanzó “Las fuerzas del cielo”, un espacio que ellos mismos describieron como “el brazo armado de Milei”.
Lo hicieron desde una evidente simbología facista: escenario poco iluminado, banderas colgantes al estilo años 40´ y hasta utilizaron terminología en ese sentido, como cuando plantearon sus deseos de ser la “guardia pretoriana” del gobierno.
El armado está conducido desde las sombras por Santiago Caputo, quien hoy tiene en sus manos al organismo de inteligencia SIDE y al ejército de trolls del oficialismo, sin siquiera tener un cargo público.
Pero también aparecen como cara visible el tuitero y funcionario Daniel Parisini (más conocido como “El gordo Dan”), el diputado provincial Agustín Romo, el youtuber Agustín Laje y el diputado nacional José Luis Espert, entre otros.
Pasaron varios días y el repudio no salió de casi ningún espacio político o social. Ni del peronismo, ni del radicalismo, ni del PRO, ni de la Iglesia. Tampoco del judaísmo, víctimas históricas del facismo en el mundo.
Cuando Javier Milei era tan solo un panelista de televisión, pocos se preocuparon. Terminó siendo presidente. Cuando fue presidente, algunos consideraron que no iba a poder avanzar con sus políticas de hiper-ajuste y privatización. Lo está haciendo.
Mientras el Koala danzarín baila con el peluca del norte, se presentaron en sociedad los célibes de las fuerzas del cielo autodenominados “el brazo armado de Milei”, seguramente pronto entraran en la clandestinidad. Ojo con estos idiotas que por ahí se creen lo que dicen. pic.twitter.com/xjzwUbMLRi
— Claudio Villarruel (@Villarruel_clau) November 18, 2024
Ahora supongo que estamos también subestimando el poder profundamente dañino que podría instalar una agrupación que juega con ser una fuerza parapolicial o paramilitar de Milei.
¿Se imaginan si desde el peronismo o la izquierda naciera un espacio que se auto define como “brazo armado”? ¿Qué estaría diciendo Clarín, La Nación y las redes sociales?
No creo que quienes expusieron sus discursos desde ese atril decadente y quienes hablaron que en Argentina está “la gente de bien” por un lado y “los zurd0s hij0s de pu7a”, por el otro, sean quienes se expongan en la calle con un fierro en la mano. Pero sí estoy convencido que muchos jóvenes confundidos podrían terminar integrando esas filas de un facismo trasnochado y bizarro.
Después de todo, se asemeja a esa ideología solo y exclusivamente por la forma en la que procede (construyendo una verdad absoluta y buscando eliminar de alguna forma al “enemigo”), pero no tanto por sus objetivos. No se sabe qué plantea para su país, desde qué modelo económico y social.
Mucho cuidado con seguir minimizando los discursos de odio. Menos si desde los espacios democráticos y populares no se construye unidad y referencia para mostrar otro camino, a todas estas juventudes que hoy están siendo arrastradas por la vorágine de estos tiempos rápidos y violentos.