“Yo lo que espero es que cambiemos el chip del Frente de Todos (FdT) (…) Lo que pienso de la mesa es que está muy bien que se definan parámetros y reglas del juego electoral, pero que queda un año de gestión, que hay que apretar el acelerador con las cosas que quedaron demoradas y que las diferencias que tenemos en la coalición no se pueden dirimir con chicanas y operaciones berretas”. Juan Grabois hizo estas declaraciones el miércoles por televisión.
Solo algunas horas antes habían liberado a la diputada Natalia Zaracho. Natalia es cartonera. La detuvo la policía de la Provincia de Buenos Aires por defender a un menor de edad que estaba siendo víctima de apremios ilegales. No se respetaron los fueron de Natalia, ni el artículo 69 de la Constitución Nacional. Con excepción de la actual vicepresidenta, nadie dentro de la coalición gobernante se comunicó con ella. El Frente Patria Grande que Natalia integra no participó de la mesa del FdT.
Pareciera ser que el principal desafió de la mesa reunida ayer en Matheu 130, antes que establecer los criterios electorales del FdT, es generar al menos alguna expectativa de solucionar los problemas cotidianos de la mayor parte de la población. Antes del carro donde se deben acomodar los nombres y cargos, debería ponerse un caballo que conduzca al gobierno a un plan antiinflacionario, que recupere parte del poder adquisitivo del salario y que ponga coto al feroz ataque de sectores empresariales, financieros y corporativos.
No obstante, dentro de las filas que integran el FdT, la reunión convocada por el presidente Alberto Fernández genera expectativas. En primer lugar, la mesa ocurrió. Eso ya fue un logro. A cuatro meses y una semana del cierre de listas, los referentes de diversos sectores del Frente de Todos consensuaron un documento que incluyó una condena a la proscripción que sufre la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y también la importancia de las PASO como una herramienta “para abrir la participación de los partidos y sintetizar las diferentes visiones de un proyecto común”.
Durante las semanas previas había trascendido que sectores del kichnerismo desconfiaban de la capacidad resolutoria de la mesa. “¿No dialogás con tu ministro del Interior y convocás a una mesa electoral con una carta en Twitter?”, habría dicho un alto funcionario de la provincia de Buenos Aires. Los trascendidos se daban en paralelo a un operativo clamor impulsado desde el núcleo duro del kirchnerismo para denunciar la proscripción de la vicepresidenta y pedir su candidatura en 2023.
Sin embargo el kichnerismo participó de la mesa y mostró diversidad en la composición de sus emisarios. El ministro bonaerense Andrés “Cuervo” Larroque, el sindicalista Abel Furlán, la senadora Anabel Fernández Sagasti; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y Sergio Palazzo, de la Bancaria, fueron los acompañantes de Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” De Pedro quienes encabezaron la comitiva. El pedido era claro, denunciar la proscripción a CFK y hablar de las deudas pendientes, entre ellas, la inflación. “La reunión fue positiva, mucha discusión buena e interesante y contrapuntos. Esta mesa hace dos años atrás hubiese sido fantástica”, evaluaron desde el kirchnerismo.
Según trascendidos la vicepresidenta no descarta la posibilidad de negociar la candidatura del actual ministro de Economía. Mientras tanto da rienda suelta a la presión de campañas contra su proscripción y posibles candidaturas como la de Wado de Pedro que no descarta estar a la cabeza de una lista interna siempre y cuando tenga la espalda del kirchnerismo.
Los gobernadores también dijeron presente. Hubo cinco representantes de ese espacio: Axel Kicillof (Buenos Aires), Mariano Arcioni (Chubut), Jorge Capitanich (Chaco) y Gustavo Bordet (Entre Ríos). Varios de ellos líderes provinciales a la mañana habían estado con el ministro del Interior en Tucumán, acompañando a Juan Manzur en su reasunción al frente de la provincia. Por parte de los intendentes bonaerenses, estuvieron Mario Secco (Ensenada), Fernando Espinoza (La Matanza), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Mariel Fernández (Moreno) y Lucas Ghi (Morón).
El albertismo se mostró satisfecho. Logró que la mesa se realice, toda una victoria política para el presidente ante tanta falta de unidad y autoridad. Según trascendidos, Alberto Fernández sostiene la reelección a menos que aparezca algún candidato que reivindique su gestión. Solo así se bajaría. Desconfía de una postulación del ministro Sergio Massa y considera a De Pedro un mal candidato.
El presidente arribó escoltado por el flamante jefe de Gabinete, Agustín Rossi. La lista de los más cercanos al jefe de Estado se completó con Juan Manuel Olmos, vicejefe de gabinete; Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia; Victoria Tolosa Paz, ministra de Desarrollo Social; Fernando “Chino” Navarro y el canciller Santiago Cafiero. Lograron plasmar en el documento conjunto dos elementos clave: la amenaza de un nuevo triunfo de la derecha y una reivindicación de los pasos dados hasta ahora por el gobierno.
El ministro de Economía fue uno de los últimos en llegar. Lo acompañaron Malena Galmarini, titular de AySA; la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau; el ministro de Transporte, Diego Giuliano; Rubén Eslaiman, vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense; y Juan Andreotti, intendente de San Fernando. Una vez que ingresó Massa, se dio inicio a la reunión.
Pablo Moyano, uno de los tres triunviros de la CGT, destacó al ingresar al encuentro que “no podemos permitir que nos gobierne un (Javier) Milei, (Patricia) Bullrich o (Mauricio) Macri, que vienen por los derechos de los trabajadores”. Además recordó que “es lo que veníamos reclamando y es importante que participemos todos”, y llamó a “dejar las internas y pensar el proyecto de país para las próximas elecciones”. Por último, destacó que “la preocupación nuestra es la inflación”.
“Las PASO son la herramienta institucional creadas por nuestro gobierno durante el año 2010, para abrir la participación de los partidos y sintetizar las diferentes visiones de un proyecto común” versa el documento final firmado por todas las partes, habilitando la posibilidad de internas abiertas. El peronismo, creador del sistema de PASO, fue el más reticente a utilizar la herramienta. Incluso parecería haber sido más beneficiosa para sus adversarios.