Julio fue un mes agitado. Renunciaron dos ministros de Economía y tres funcionarios relevantes del ejecutivo nacional. El dólar paralelo subió de manera acelerada, descontrolada y caótica. El aumento de precios licuó aún más el poder adquisitivo del salario. La calle se hizo escuchar y diversos movimientos sociales y sindicales protagonizaron asambleas y cortes de ruta en pos de un salario básico universal, aumento de sueldos y jubilaciones, y un bono para beneficiaros del Potenciar Trabajo y demás asignaciones sociales.
El miércoles pasado, Sergio Tomas Massa, una de las figuras centrales del Frente de Todos (FdT), asumió como nuevo ministro de Economía incorporando bajo su órbita Producción, Agricultura, Ganadería y Pesca. Cuenta con la venia del kichnerismo (foto con CFK mediante) y la sumisión de la, cada vez más abatida, aventura albertista. El nivel de expectativas es alto, corriendo el riesgo de madurar pronto y pudrirse bien temprano.
Los anuncios brindados unipersonalmente por el nuevo ministro se centraron en el orden fiscal, el superávit comercial, el fortalecimiento de las reservas y el desarrollo con inclusión. Sobre esta última parte se posaron los oídos de las principales cabezas de las organizaciones sociales y sindicales. El anuncio se centró en un nuevo índice de movilidad jubilatoria, una mesa de trabajo entre entidades empresariales y sindicales, el lanzamiento de líneas de créditos para PyMES, y una auditoria para los “planes sociales”, en referencia al Salario Social Complementario que perciben los titulares del Potenciar Trabajo.
La crítica situación política, económica y social, la persecución a referentes sociales en diferentes puntos del país (con epicentro en Jujuy), los recientes anuncios del ministro y la pulseada redistributiva, son elementos que atraviesan los debates internos de las organizaciones, sus frentes políticos electorales y los discursos de muchos de los actuales funcionarios públicos surgidos de este sector. Todo esto a días de una nueva marcha de San Cayetano, que se espera multitudinaria, donde su principal impulsor -la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP)– revalúa los pisos reivindicativos desbordados por una realidad dinámica y cambiante.
Luego de los anuncios del nuevo ministro, el dirigente nacional del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Nicolás Caropresi, manifestó ante este medio: “Esperábamos algunas menciones para el sector de la economía popular, algún anuncio concreto. Lamentablemente repitió el esquema de Silvina Batakis, que es hablarle a los sectores concentrados que vienen apretando de una manera muy fuerte al gobierno del FdT. Los únicos anuncios para los sectores más excluidos fueron en pos de auditar a los pobres. Me parece malicioso e hipócrita, justamente cuando los que más están sufriendo la crisis son los últimos de la fila. La inflación, la devaluación y el aumento desmedido de los precios es culpa de los sectores concentrados y no de los pobres”.
Desde el Frente Patria Grande (FPG), fuerza política liderada por Juan Grabois y vinculada al MTE, se emitió un comunicado público llamando a un encuentro nacional de su estructura militante con el fin de discutir su posición dentro del FdT y la posibilidad de romper con el bloque legislativo. Recordemos que el FPG cuenta con tres diputados nacionales: Federico Fagioli, Itai Hagman y Natalia Zaracho. En una entrevista para Página 12, esta última argumentó la posición: “No estamos cumpliendo con el sector que nos votó. Tenemos que mirar ese termómetro, no solamente el termómetro de las corporaciones”.
Por su parte el secretario gremial de la UTEP y referente del Movimiento Evita, Gildo Onorato, matizó el tono de los anuncios y en dialogo con ARG MEDIOS consideró que “las medidas de Massa estuvieron dirigidas al ordenamiento de la macroeconomía”.
“Creo que asumir una definición absoluta sobre estas medidas no nos parece correcto a tan pocas horas de haberse realizado el anuncio”. Pero particularmente sobre el sector de la economía popular, aclaró: “Sí nos parece que hay una tendencia que debe corregirse en cuanto a la valoración del trabajo, la producción y el desarrollo integrando a la economía popular. No hay medidas mágicas, en eso coincidimos, pero es fundamental que apostemos a saldar la deuda interna. No nos parece que el camino sea solo beneficios y dialogo para los sectores poderosos, mientras para los humildes es control y estigmatización”.
Igual que a Batakis y Guzman, le exigimos a Massa medidas urgentes para frenar la pobreza y la indigencia: Salario Básico Universal para informales y aumento general de sueldos y jubilaciones. Seguimos luchando porque si no cinco vivos se la van a seguir llevando. No aflojamos. pic.twitter.com/duGabj6Pyb
— Juan Grabois (@JuanGrabois) July 29, 2022
En una entrevista con Radio 10, el secretario de Economía Social y también referente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, aseguró que “no es momento de una gran redistribución del ingreso, es momento de calmar a los mercados”. A su vez, el Secretario General de la UTEP y referente también del mismo movimiento social, Esteban “Gringo” Castro se ha manifestado públicamente en diferentes ocasiones a favor del salario básico universal e incluso ha participado en las medidas de fuerza encaradas por varias de las organizaciones nucleadas en la UTEP con la adhesión de la CTA Autonoma y delegaciones de la CGT. La multiplicidad de líneas y oradores en los planos institucionales, gremiales y orgánicos parece ser la manera que encontró el Movimiento Evita de sortear las contradicciones y turbulencias del momento.
En términos moderados también se manifestó el diputado nacional y referente de la Corriente Clasista y Combativa, Juan Carlos Alderete: “Acá hay que ver la letra chica, como se van a implementar los anuncios. Controlar el déficit está bien, lo que no está bien es hacerlo sobre la base de ajustar a los que vienen padeciendo la crisis. Coincido con controlar a los evasores, pero no coincido en seguir dándole beneficios a las mineras, petroleras, cerealeras. Nos parece correcto que se audite los programas sociales, nosotros mismos hacemos control sobre nuestros proyectos y cooperativas. Pero hay que sostenerlos si hay gente que no tiene para comer”.
Las diferencias internas se borran en la calle
Matices, diferentes miradas, diferentes intereses, tensiones. La UTEP sortea los tiempos revueltos y su acercamiento al FdT, yendo a zonas de acuerdo concretas entre las diferentes organizaciones que la integra. Una de ellas es el paquete de leyes de Tierra, Techo y Trabajo. “La principal reivindicación de la marcha es la Ley General de Tierra, Techo y Trabajo, en éste se incluye un proyecto para nosotros muy importante que es el Salario Básico Universal. Ya fue presentada en el Congreso. Por su parte Juliana Di Tullio está trabajando en un proyecto similar, quizá para un universo más reducido. También hay otras leyes como la ley de envase, la de cinturones hortícolas, de acceso al crédito, de monotributo productivo. Son en definitiva proyectos que viene trabajando la economía popular y que se tradujo en propuestas legislativas concretas”, contesta al respecto Caropresi sobre los puntos reivindicativos de esta nueva marcha.
Por su parte Onorato agrega: “Vamos a insistir también sobre el cese de la persecución, la judicialización, la estigmatización que hay sobre las organizaciones populares y los pobres que se organizan. Queremos dar un fuerte mensaje al sistema político, a los poderes del Estado, a la oposición, a la sociedad en su conjunto, de que es necesario construir una estabilidad democrática que integre aquellos que el mercado, el Estado y la política fueron dejando afuera”.
Sobre la posibilidad del sostenimiento de un plan de lucha por parte de la UTEP, este último aclara: “No hemos evaluado futuras acciones, al menos en lo que es el Consejo Directivo y el Secretariado General de la UTEP, independientemente de que algunos grupos por su cuenta tengan alguna iniciativa. Seguramente será motivo de evaluación posterior a la marcha, incluyendo una valoración de la realidad social, de las perspectivas de integración y de inclusión. Sabemos que las medidas de fuerza tienen que ser el último momento cuando ya no hay dialogo. Nosotros apostamos al dialogo y a la paz social”.
Sobre el mismo tema, pero en otra tonalidad, Caropresi manifiesta que “particularmente como MTE, en nuestro plan de lucha nacional, exigimos aumento para el sector asalariado y las jubilaciones. Seguimos con este plan de lucha hasta que haya anuncios y medidas concretas para el sector”. Alderete también sostiene visiones y exigencias particulares, pero sin hablar de medidas de fuerza: “Particularmente pedimos medidas contundentes contra la inflación. Hay que congelar precios por un año, controlar los monopolios, aplicar la ley de góndolas y, si es necesario, la de abastecimiento. Por otro lado, hay que dejar libres las paritarias y aumentar jubilaciones, salarios y asignaciones sociales”.
Parece inevitable de las tensiones internas del FdT y la situación de inestabilidad que atraviesa el país no suscite diferentes visiones sobre pliegos reivindicativos y medidas a tomar por parte de las diferentes fuerzas gremiales, y obviamente, la UTEP dentro de ellas.
El equilibrio entre las zonas de acuerdo dentro del gremio y la libertad de acción fuera del mismo parece ser la clave para surfear los tiempos venideros. Obviamente, exigirá a la UTEP no perder capacidad de concreción de sus objetivos, representación de su sector y permeabilidad ante el desborde de demandas por parte de los últimos de la fila. La movilización de Liniers hasta el centro porteño, será el mejor de sus termómetros.