Si bien hasta ahora el Congreso jamás rechazó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) como el que presentó el gobierno de Javier Milei, con el correr de las horas la oposición a todas las derogaciones y disposiciones que agrega el mega Decreto, aumenta considerablemente.
Es cierto, la decisión final la tendrán los diputados y senadores dentro del Congreso de la Nación. Allí se define si la primera gran medida del gobierno libertario, sea un éxito o un fracaso. Sin embargo, el contexto de rechazo en las calles le mete presión a los legisladores.
Un ejemplo concreto de esto es que desde que el 20 de diciembre a las 21 hs -luego de que el presidente Milei haya anunciado las tan polémicas medidas que modifican leyes laborales, habilitan privatizaciones y vulneran nuestra soberanía– se desarrollaron dos noches consecutivas de cacerolazos espontáneos en barrios de Capital Federal, el Conurbano, La Plata, Rosario, Córdoba y otras ciudades.
Con el correr de las horas y un agitación en aumento (nunca antes visto para un gobierno que no lleva ni dos semanas al frente del poder), el silencio de algunos sectores claves se hacía demasiado ruidoso. Es el caso de la CGT, que no pudo desarrollar su histórica estrategia de esperar y dar gobernabilidad.
Esta vez, la Central obrera se vio presionada para tomar alguna medida: cuando gran parte de la clase trabajadora pedía un “paro general”, la cúpula que es conducida por Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano, confirmó una movilización para el próximo miércoles en Plaza Lavalle, cerca de Tribunales.
Todo este contexto de movilizaciones y reclamos de parte de ciudadanos no organizados, así como de movimientos sociales y de la CGT, podría lograr que muchos legisladores y legisladoras re-piensen su posición y rechacen del mega DNU de Milei.
A esto hay que sumarle que el DNU de Milei ya tiene su primera judicialización, luego de que se presentara el primer amparo colectivo, la cual cayó en el juzgado federal del juez Esteban Furnari.
Los pasos al interior del Congreso son de la siguiente manera: primero se deberá conformar la Comisión Bicameral, constituida por ocho senadores y ocho diputados. Posteriormente, se llevará a votación.
Se cree que por la extensión del Decreto de Milei, que tiene más de 80 páginas y 300 leyes que revisar, el debate puede durar varias semanas. Por lo que será clave que las manifestaciones continúen, o de lo contrario el contexto de rechazo puede dilatarse con el correr de los días.
Por ahora, el mega decreto del gobierno -que se aprueba con mayoría simple- encontró la abierta oposición del bloque del Frente de Todos, así como el de la izquierda. Sin embargo, también cosechó posiciones encontradas en algunos diputados o senadores de Juntos por el Cambio, así como de legisladores peronistas moderados.
Si el DNU se votara hoy, lo más probable es que Milei sufriría su primer gran derrota política desde que asumió como presidente. Pero la situación cambiaría si el gobierno estuviera dispuesto a modificar el DNU y presentarlo por capítulos. Eso le daría luz verde para que algunos diputados y senadores de la oposición le aprueben gran parte de sus leyes derogadas, pero se rechacen otras.
“Por la vía del DNU resulta imposible hacer este trabajo, porque solo se puede aprobar o rechazar en su totalidad. Y en el contenido hay cuestiones positivas, pero también otras muy preocupantes”, expresaron por ejemplo desde el radicalismo.
Pronto se verá si Milei es un presidente que comienza a reivindicar la “rosca” política y logra consensuar algunas sugerencias, o más bien continúa su perfil de “todo o nada”. De ser así, puede que el gobierno sufra su primer gran traspié.