Una multitudinaria movilización de las principales centrales obreras y organizaciones sociales desbordó desde temprano el centro porteño. La concentración comenzó en la intersección de Av. de Mayo y 9 de Julio para desplegarse hacia la Plaza Congreso. Al finalizar la jornada, la cúpula de la CGT realizó una conferencia de prensa en las inmediaciones del palacio legislativo. Los lineamientos del triunvirato conductor –Héctor Daer (Sanidad), Carlos Acuña (Estacioneros) y Pablo Moyano (Camioneros)- se mantuvieron atados al documento público que lograron consensuar.
La diferencia entre la convocatoria y la movilización fue de un mes, un lapso de tiempo que en la dinámica política actual implica dos fotografías totalmente distintas. La jefatura del Ministerio de Economía era otra, incluida sus capacidades ejecutivas. El llamado se realizó en el medio de una terrible presión devaluatoria, aumento de precios, anuncios de ajuste, concesiones para alentar la liquidación de granos, y centralmente, movilizaciones callejeras por parte de organizaciones sociales y sindicales por fuera y por dentro del Frente de Todos (FdT).
La convocatoria respondió más a una necesidad de descomprimir la demanda y el descontento interno que a un plan de acción con objetivos y reivindicaciones concretas. Un mes de gracia para el Gobierno Nacional y para la misma central obrera que debía salir de la modorra para responder a un escenario adverso para el conjunto de la clase trabajadora, así como también para su núcleo duro de afiliados. Mes de gracia también para rediscutir las diferencias internas entre sectores más confortativos y otros más contemplativos.
El panorama cambió, efectivamente. Sergio Tomas Massa, una de las figuras centrales del oficialismo asumió como nuevo ministro de Economía incorporando bajo su órbita los ministerios de Producción, Agricultura, Ganadería y Pesca. El nivel de expectativas es alto. Se espera que el nuevo ministro pueda estabilizar la macroeconomía, evitar una devaluación y frenar el aumento de precios. Por eso, para un sector de la cúpula cegetista, cumplir con estas consignas podría estabilizar la situación general.
Comparto el Comunicado Oficial de #CGT de cara a la movilizacion de mañana
Lxs trabajadorxs unidxs y organizadxs vamos a marchar en defensa de nuestro salario,para recuperar el poder adquisitivo y que la crisis no caiga sobre nuestras espaldas.
Primero el pueblo #PrimeroLaPatria pic.twitter.com/vnRCPqN5G0— Héctor Daer (@hectordaer) August 16, 2022
Más allá de las diferencias, todos apoyan al nuevo ministro. “Sergio Massa es el hombre indicado en el momento justo”, dijo Pablo Moyano quien representa al ala más crítica al Gobierno Nacional. A su vez, los principales líderes de la central sindical tienen intereses en los movimientos internos de la coalición gobernante y las rencillas internas del FdT no le son ajenas, como tampoco le es el posible candidato a presidente en 2023.
El nuevo escenario configuró los objetivos finales de la marcha: demostrar fuerza, descomprimir la presión de la base y apuntar contra los grupos económicos especulativos en el medio de un posible llamado a una mesa de dialogo entre sindicatos y empresas. Sin embargo, no hay demasiadas críticas al gobierno nacional, un actor imposible de dejar afuera a la hora de la toma de decisiones respecto a los objetivos anteriormente mencionados.
“No es ajeno a esto la irresponsabilidad económica de los grandes formadores de precios que remarcan el valor de los productos esenciales para mejorar los márgenes de ganancias”, versa el documento lanzado hoy por la central.
Por su parte la CTA de los Argentinos aprovecho la ocasión para lanzar reivindicaciones propias y un tono más confortativo. “Es necesario que el gobierno llene los pulmones con este oxigeno que genera el pueblo movilizado, que fortalezca su posición ante el poder económico para frenar al grupo de especuladores y evitar un escenario de devaluación que seguramente le va a servir a los que tienen dólares pero nos va a pagar mal y sin empleo a los demás”, dijo en una entrevista televisiva el Secretario General, Hugo Yasky.
Por su parte, Pablo Micheli, una de las cabezas de la CTA Autónoma, reclamó por el Salario Básico Universal y por aumento salarial y jubilatorio. La misma central prepara para el día jueves otra movilización para visibilizar una serie de demandas particulares no incluidas en el amplio documento cegetista.
Cuadras y cuadras de manifestantes atraviesan la 9 de Julio.
Así se ve la marcha de la CGT desde el drone de Tiempo. pic.twitter.com/nwv2hLTIwi
— Tiempo Argentino (@tiempoarg) August 17, 2022
En tanto, la UTEP, que viene de movilizar el pasado 7 de agosto, reiteró en una declaración pública las demandas que sostiene de manera unitaria: “Somos uno de los sectores más afectados por estas conductas que hambrean al pueblo trabajador, mientras un pequeño puñado de grupos económicos siguen agrandando sus ganancias. En este contexto, cada vez más personas se encuentran por debajo de la línea de la indigencia y de la pobreza en Argentina”.
Además, el gremio de la Economía Popular aprovechó para plantear discusiones acerca del Potenciar Trabajo y las fuentes de empleo privado: “Lo que nos falta no es trabajo. Lo que nos faltan son derechos laborales, medios para mejorar nuestro trabajo, nuestra producción, nuestra vida y la de millones que como nosotros y nosotras no tienen lugar en las cadenas de valor del capitalismo global”.
Antes, las movilizaciones protagonizadas por organizaciones nucleadas en la UTEP como el MTE de Juan Grabois, las CTA, el Bloque de Unidad Piquetera liderado por el Polo Obrero y seccionales de la CGT, movieron el avispero de la agenda política y la vara de exigencias de la clase trabajadora hacia el gobierno nacional. Ahora, la movilización actual implica un capítulo más en la puja redistributiva que se abre de cara a ver quién paga los platos rotos del acuerdo con el FMI, la fuga de divisas y la crisis económica.