Las movilizaciones en nombre del campo se han sucedido desde el comienzo de la gestión de Alberto Fernandez, todas impulsadas por las organizaciones que buscan representar al sector desde lo ideológico. Las cuatro grandes entidades gremiales que componen la Mesa de Enlace han sido grandes partícipes de la confrontación con el Frente de Todos, llegando a moverse por reclamo de sus bases.
El campo opositor
Habiéndose realizado este 23 de abril un “tractorazo” en rechazo a la política de comercio exterior y de retenciones que aplicó el gobierno, se sigue marcando en la agenda una de las caras del campo. La movilización fue de poca envergadura, pero de alto grado de identificación ideológica, ya que contó con una buena participación de referentes de Juntos por el Cambio.
El tractorazo fue organizado principalmente por dos espacios políticos del agro: la más conocida es la Red de Autoconvocados del Campo, que surgió como efecto del conflicto por la 125 en el 2008, en aquel momento era encabezada por Alfredo De Angelis, ahora legislador por el PRO. El grupo sigue en funcionamiento, incluso luego de tantos años se integró como una entidad gremial rural.
La otra organización que convocó se denomina “Campo Más Ciudad” y tuvo su surgimiento formal unos meses antes de que asumiera Alberto Fernandez en lo que fue un posicionamiento inmediato en contra del gobierno. Representa a las capas sociales urbanas que se identifican con el campo opositor. Sería asemejable al movimiento de personas que se manifestaron en su momento en contra de la expropiación de Vicentin.
Se trata de dos espacios distintos en su composición, ya que uno está integrado efectivamente por productores rurales, mientras que el otro no. El punto en común está en el posicionamiento político, respecto del libre mercado y el modelo productivo. Todas esas miradas coinciden en un desacuerdo profundo con el ejecutivo nacional.
Las reivindicaciones puntuales son las que facilitan ubicar a los Autoconvocados y a Campo Más Ciudad en el espectro político, como en el caso del tractorazo del 23A#. Allí se levantaba el pedido de la quita de las retenciones (derechos de exportación) y de las restricciones para el volumen a exportar.
Esas medidas actualmente funcionan como torniquete para evitar que se dispare aún más el precio de los alimentos en la Argentina. Mirando aún más atrás de esta última movilización, los reclamos que no se reducen al tema exportaciones no llegan nunca a ser por medidas productivas, es decir, que ninguno de los pedidos que se le hacen llegar al gobierno tienen como objetivo promover o desarrollar la industria agrícola del país.
Ciertamente tampoco hay ninguna mención a problemáticas más profundas del modelo del agro que hay en Argentina, como los desmontes, los desalojos a comunidades indígenas, la propiedad de la tierra o las condiciones de explotación y precarización laboral a la que son sometidos los trabajadores rurales. Además promueven activamente el uso de agrotóxicos para el cultivo.
Enemigos selectivos
Durante todo el gobierno de Alberto Fernandez se dieron miradas muy diversas desde los sectores del campo hacia las medidas tomadas. Esto inició con la desarticulación de la Mesa de Enlace durante el primer año, en el que únicamente la Sociedad Rural llamaba al Lock Out (paro patronal) de 2020 y la conformación del CAA (Consejo Agroindustrial Argentino) que buscó tender diálogos entre las cámaras industriales y el ejecutivo, con muchos conflictos internos.
Quizás el Frente de Todos no buscó generar divisiones hacia el interior del campo, pero con el transcurrir del mandato distintos hechos volvieron a acercar posiciones de la Mesa de Enlace, como la fallida expropiación de Vicentin, el conflicto por la herencia de la familia Etchevehere y finalmente los derechos por exportación.
Aún así el mayor punto en común entre las entidades rurales parece ser el seguir desmarcandose de las agrupaciones políticas del agro. Tiene una explicación en el rol gremial que ocupan: la Red de Autoconvocados ha demostrado mucha afinidad hacia el espacio de Juntos por el Cambio.
Incluso durante el mandato de Mauricio Macri, cuando en 2018 dió marcha atrás con la quita de retenciones, los propios autoconvocados sacaron un comunicado en apoyo al gobierno, ubicándose así, en contra de su mayor bandera política.
“La solución es simple: Hay que achicar el estado y hay que dar la lucha que hay que dar. Todo el apoyo para esta lucha y ninguno para seguir alimentando el vicio de parasitar actividades productivas con más impuestos para engordar al estado presente”, afirmaba la carta emitida en 2018 por los autoconvocados.
Este corte ideológico es todavía más marcado en la agrupación política Campo Más Ciudad, que se posiciona por temáticas vinculadas a la criminalidad, a la justicia y al covid. Con el conflicto de Estancia Nueva iniciaron el movimiento anti usurpaciones, sumando otra variante al anti piquetes y anti bloqueos (vinculado a cámaras empresariales). Que están en un momento de auge en el panorama político.
Buenas o malas las medidas del FdT son valoradas de distintos modos por cada actor del campo, desde la agricultura familiar a grandes productores se plantean pequeños acuerdos e incluso desacuerdos que no desatan una respuesta radical por parte de la Mesa de Enlace.
Lo cierto es que el “todos” en la boca de los que se autoproclaman voceros del campo argentino realmente representa al grupo que surgió en la crisis del campo y que sigue vigente como contracara de todo proceso político de conquista de derechos para una mayoría.