Quien quiera oír, que oiga: la Catedral de Buenos Aires se convirtió en comedor popular

El Arzobispo de la ciudad de Buenos Aires, García Cuerva, fue uno de los organizadores. Una imagen potente para mostrar la necesidad de contención social frente a un aumento excesivo de pobreza. 

La emblemática Catedral de Buenos Aires abrió sus puertas para darle de comer a unas 160 personas, transformando la icónica iglesia en un comedor popular, al menos por unas horas. 

La foto es potente: una fila larga de mesas con caballetes y de fondo, el altar dorado en donde tantas veces los Arzobispos han señalado el crecimiento de la pobreza y la marginalidad frente a la mirada atenta de los presidentes. Algo que ocurre tradicionalmente en fechas vinculadas con la renovación de la política, o fechas patrias. 

La última vez, el actual arzobispo de la Catedral de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, pidió “no hacerse los tontos” con la situación social en la Argentina, y sutilmente le marcó al gobierno de Javier Milei que deje de poner “excusas de adolescentes” para tratar temas urgentes, como lo es la entrega de 5 millones de kilos de alimentos retenidos en galpones, que debían ser repartido en comedores populares.

Por ese motivo, la foto de una Catedral abierta dándole de comer a quienes lo necesitan, fue todo un mensaje. La idea comenzó a tomar forma a partir del padre Gastón Colombres, quien preside la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Villa Oculta, y del Padre Tonga. 

La cena que se llevó a cabo en la Catedral fue denominada “encuentro de caridad” y allí se sumaron los Hogares de Cristo (centros de rehabilitación ideados en 2008 por los curas villeros y el Papa Francisco) y organizaciones como la Red Solidaria, la cual generalmente contribuye con una olla popular en la Plaza.

“Creo que compartir una mesa todos juntos, con los olvidados y caídos del sistema, en estos tiempos tan difíciles, era un mensaje que teníamos que dar como Iglesia“, aseguró el Padre Tonga a Página/12. “Fue un llamado a redoblar los esfuerzos para acompañar a los que menos tienen. No quisimos que sea un encuentro vinculado a la política, pero sí a la realidad”, agrega.

En solo seis meses de mandato del gobierno de Javier Milei, los salarios cayeron un 15%, la capacidad de compra un 24%, así como la inflación se acumuló un 65%. Por su parte, los números de pobreza e indigencia todavía no fueron medidos por el Indec, pero fuentes de peso como el informe del Observatorio Social de la UCA, asegura que el país ya tiene más de 55% de pobreza.